'Yo jugué en Primera', Fútbol

Javi Venta, un lateral ‘caro’

La anécdota la recuerda siempre el vicepresidente del Villarreal, José Manuel Llaneza: «Javi Venta nos costó mucho dinero». Y el exlateral asturiano se ríe, consciente de la sorna con la que lo dice uno de sus antiguos jefes. Porque este defensor llegó en 1999 a coste 0 a la entidad amarilla, pero en su trayectoria allí fue devaluando a casi cada uno de sus competidores en el lateral derecho -estos sí, fichados por millones de euros-.

Del Requexón a ese pueblo de Castellón…

…pasando por el barro de la 3ª División y la Segunda B. Ese, el fango, es el denominador común de los primeros años de carrera de Javi Venta. Se crió en la cantera del Real Oviedo, que decidió no seguir contando con él en el filial cuando se lesionó de gravedad. Si confió en el de Pola de Siero un entrenador al que debe mucho, según sus propias palabras: Vicente González-Villamil. A sus órdenes estuvo en el Marino de Luanco y la Gimnástica Torrelavega en la categoría de bronce.

Tras 3 temporadas haciéndose futbolista en los campos del norte, llamó a su puerta ese equipo de un pueblo de Castellón que acababa de vivir el sueño de la Primera División por primera vez: el Villarreal. Javi tenía entonces 23 años, esa edad en la que en este deporte no dejas de ser un chaval pero ya tienes cierta experiencia, la cual puso al servicio del Onda, filial del primer equipo entonces. Aquel año, nuestro asturiano jugó en Tercera.

Lanzado hacia Primera

Y algo bueno debió de hacer Javi Venta en Onda porque saltó tres categorías en dos años. La temporada 00-01 la disputó cedido en el Racing de Ferrol, en Segunda División; y la siguiente en Tenerife, en su estreno en la máxima categoría de nuestro fútbol.

Con el equipo isleño debutó en Primera un 26 de agosto del 2000 en el Heliodoro Rodríguez López. Con derrota, eso sí, por 0-2 ante el Alavés, preámbulo de lo que iba a ser un año malo para el conjunto chicharrero, que acabaría descendiendo. Javi Venta jugó aquella temporada 29 partidos y marcó un gol en el Real Madrid 4-1 Tenerife. No he conseguido el momento de aquel gol, pero sí el instante en el que expulsan al Bichi Fuertes ya con 3-1 en el marcador:

Comienza su idilio con el Villarreal

Verano de 2002. Tras hasta 3 cesiones, Javi Venta llega otra pretemporada más a Villarreal. Pero en esta ocasión recibe una buena noticia: esta vez sí tiene hueco en el primer equipo, y en Primera. Aquella sería la primera de las 9 temporadas que el lateral derecho pasaría en El Madrigal, hoy La Cerámica.

En su puesto empezó compitiendo con todo un campeón del mundo: Belletti. Y el brasileño fue el único que impidió a Javi Venta ser titular indiscutible en Villarreal. Aún así, aquellas dos temporadas de convivencia con Juliano jugó 40 partidos. Nada mal.

A continuación el submarino amarillo ficharía por 2 millones de euros a Armando Sá. Pero nuestro defensa disputó 32 partidos como titular; el esquema se repetiría con el prometedor Kromkamp en la 05-06. El neerlandés acabó saliendo en invierno eclipsado por Venta, y a Villarreal llegó Josemi desde el Liverpool campeón y supercampeón de Europa. Nada. No había quien pudiera con el 17.

En paralelo a la historia de amor de Javi Venta con el Villarreal el equipo crecía en Liga… y en Europa. Tras varios años clasificándose para la Copa de la UEFA vía Intertoto, la 05-06 es la temporada del debut en Champions League. Lo que fue en principio un regalo para disfrutar se convirtió en una posibilidad real de llevarse el trofeo de no ser por aquel penalti marrado por Riquelme en semifinales contra el Arsenal. Un partido histórico del club en el que fue titular el lateral asturiano.

Tras aquel final amargo del sueño europeo, el Villarreal no despegó los pies del suelo y siguió haciendo las cosas bien con Manuel Pellegrini en el banquillo. Lo mismo que se puede decir de Javi Venta. Es cierto que Josemi tuvo más protagonismo en la 06-07, pero fue un espejismo, porque la titularidad solo se la quitaría Ángel en su último año en Villarreal, en la 2009-2010. Último año… hasta ese momento.

Fin de contrato y mudanza a Valencia

Tras 8 temporadas, Javi Venta no renovaría con el Villarreal en el verano de 2010. Con 34 años y una carrera en la élite más que contrastada, el Levante de Luis García se haría con sus servicios para seguir jugando en Primera. Lo hizo durante 2 temporadas, y lo hizo, cómo no, de titular: 59 partidos en 2 años.

Después, Javi regresaría a aquel Villarreal que bajó a Segunda División en la 12-13 en una muestra de compromiso con el equipo castellonense. Tras ayudar al ascenso, acabaría sus días como futbolista en el Brentford inglés.

En total, Javi Venta disputó 270 partidos en Primera y marcó 2 goles. 172 partidos y 1 gol son sus registros con el Villarreal en la máxima categoría de nuestro fútbol. Fue un zaguero que supo explotar su capacidad de trabajo, física y táctica para suplir sus carencias técnicas. Es un ídolo para los aficionados groguets y un ejemplo de la cara B de la filosofía de este club milagroso: contar con una base sólida de jugadores formados en su cantera que contraste con fichajes de más relumbrón. Una cantera de la que Javi Venta es una de sus primeras piedras.

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Solozábal, el capitán del doblete

Seguimos con jugadores del Atlético de Madrid. En esta ocasión, otro icono de los 90 (como Aguilera, de su quinta), con 8 temporadas en el primer equipo, 1 liga, 3 copas del Rey, 231 partidos y 3 goles a sus espaldas. Y además capitán (en la práctica) el año del doblete: Roberto Solozábal.

Lo de capitán «en la práctica» es porque, en realidad, la capitanía en la 95/96 la ostentaba Tomás Reñones, pero al apenas jugar este de titular, el brazalete lo llevaba Solozábal. Un central zurdo cuyas fortalezas estaban en su capacidad física y táctica, su liderazgo y su inteligencia. Una muestra -y una curiosidad- de su buen hacer es que, en una época en la que el fútbol era más agresivo, fue un defensa de élite que nunca fue expulsado con roja directa.

La trayectoria de Solozábal

La carrera futbolística de este madrileño se remonta a finales de los 80. Debuta en la jornada 1 de la 89/90 frente al Valencia en Mestalla. Solo juega 10 partidos esa temporada en la que el Atleti tiene 3 entrenadores: Javier Clemente (que luego lo llevaría a la Selección Española; Antonio Briones y Joaquín Peiró).

Es el siguiente año cuando Solozábal se hace con la titularidad en el eje de la zaga colchonera haciendo pareja con Juanito: 36 partidos (todos como titular) y 2 goles, curiosamente anotados en un mismo partido: ante Osasuna en Pamplona. Aquí tenéis un amplio resumen:

Aquella temporada y la siguiente son de éxitos para los del Vicente Calderón, ganando 2 copas del Rey consecutivas.

A partir de 1990 Solozábal fue indiscutible para prácticamente todos sus entrenadores. Solo en la 93/94 perdió protagonismo en un año rarísimo para el club rojiblanco, con hasta 6 entrenadores en su banquillo.

Su buen rendimiento a principios de los 90 propicia la llamada para jugar con España. Llega a disputar 12 partidos, pero sin duda se le recordará por ser capitán y parte de la Selección olímpica que ganó el oro en los Juegos de Barcelona de 1992. Aquí tenéis el partido completo de la final contra Polonia:

El año del doblete

La temporada 95/96 está grabada a fuego y con honores en la memoria colectiva de los atléticos. Con Radomir Antic en el banquillo, el equipo ganó otra Copa del Rey más, y, tras 19 años de sequía, la Liga. En aquel 11 titular, junto a los Molina, Caminero, Pantic o Kiko, estaba Solozábal. 40 partidos y 40 titularidades en un año histórico.

El central aún aguantó una temporada más con la colchonera, pero su relación con Antic se quebró. Según él mismo, el serbio no lo quería en su equipo. Lo que supimos entonces, lo que trascendió, es que todo estalló cuando lo quiso poner de lateral izquierdo ante el Barcelona y él se negó. Aquello acabó con su etapa en Madrid.

Fichaje por el Betis

De un ilustre a otro. De vestir de rojiblanco a hacerlo con las 13 barras. Luis Aragonés iba a comandar la nave del Betis en la 97/98 y llamó a Solozábal: «Roberto, ¿te vienes?». El madrileño, que ya había sido entrenado por El Sabio de Hortaleza, dijo que sí.

Sin embargo, el defensa solo fue fijo el año de Aragonés en el total de sus 4 temporadas en Sevilla (sin contar a Vicente Cantatore, que duró 7 jornadas al inicio de la 98/99). Desde que Luis dimitió en la pretemporada de 1998, Solozábal fue perdiendo protagonismo progresivamente. En su primer año en Heliópolis jugó 26 partidos. En la 98/99, solo 15. Después, únicamente disputó 1 encuentro en 2 años.

Eso sí, uno de los recuerdos dulces que le quedarán a Solozábal de su paso por el Betis fue esta victoria en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid. Jornada 5 de la 98/99. El equipo verdiblanco había empezado mal: 2 empates y 2 derrotas. Y entonces llegó Finidi a la Castellana:

Solozábal dejó el Betis tras ser apartado por su enfrentamiento con el presidente, Manuel Ruiz de Lopera, por pedir algo tan simple como que pagara a la plantilla. Se retiró al instante, con solo 31 años y sin lesiones de por medio.

Una decisión que no era sorprendente para los que lo conocían. Para Solozábal el fútbol había sido «un medio para ganar tiempo». Fue un jugador de primer nivel, pero nunca fue una gran estrella. Ni quiso serlo. Iba a entrenar en su Seat Ibiza, una rara avis entre los coches de lujo de sus compañeros. Tras abandonar el balompié, se ha dedicado a practicar otros deportes que le apasionan, como el ciclismo.

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Hasselbaink: un brote verde en un Atleti para olvidar

La temporada 99/00 es de ingrato recuerdo para el Atlético de Madrid. El equipo bajó a Segunda solo cuatro años después de ganar el doblete: Liga y Copa. Tampoco pudo endulzar el desastre en esta última competición, ya que el equipo cayó en la final ante el Espanyol por 2-1. El tanto colchonero lo hizo un delantero que se hinchó a marcar goles ese año: Jimmy Floyd Hasselbaink.

El surinamés nacionalizado holandés llegó de la Premier League tras hacer 42 goles en dos años con el Leeds United. En el Vicente Calderón demostró su velocidad y potente disparo y fue apenas lo único salvable del Atleti esta temporada. Anotó 24 goles en 34 partidos, era el ídolo y casi única esperanza rojiblanca en cada partido. Entre sus tantos, un doblete en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid en la que sería la última victoria atlética en feudo blanco hasta 14 años después.

Hasselbaink, paradójicamente, también tuvo su protagonismo el día que el Atlético descendió a Segunda. El conjunto madrileño necesitaba ganar al Real Oviedo en el antiguo Carlos Tartiere para seguir con vida una semana más. El partido no empezó bien: en el minuto 65 el equipo perdía 2-0. Y en cuestión de cinco minutos la hinchada colchonera recuperó la esperanza: en el 72, Capdevila, y en el 77, el delantero, empataron. Y Hasselbaink tuvo la oportunidad de alargar la vida en Primera del Atleti en el 85, cuando le hicieron un penalti que él mismo lanzó… y que falló:

Tras esa parada de Esteban al Atlético de Madrid le esperaba el infierno de la Segunda División. Pero aún tenía una oportunidad de maquillar tan mal año: ganando la Copa del Rey. La cita, el 27 de mayo ante un Espanyol que llevaba 60 años sin ganar un título. Pero aquel año nada salía bien. El conjunto perico se llevó el trofeo con aquel gol de Tamudo arrebatándole la pelota a Toni de manera casi ridícula, mientras botaba el balón para sacar en largo:

Tras aquel año, Hasselbaink fichó por el Chelsea para seguir triunfando en Inglaterra. Pero antes, el holandés se hizo el carné de socio como gesto simbólico, para que el aficionado no abandonara al club en Segunda. Y no ocurrió. El hincha atlético apoyó al equipo también en Segunda, aunque el retorno a la élite costara dos temporadas.

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Gudjohnsen, un islandés en el Mediterráneo

Seguramente es el mayor talento que ha dado el modesto e incipiente fútbol islandés en su historia. Desde luego, es el máximo goleador histórico con la selección de ese país (26 goles en 88 partidos) y el islandés, de los cinco que han jugado en España, que más partidos y tantos ha anotado en la Liga: 72 encuentros y 10 goles. Es Eidur Smári Gudjohnsen, y jugó en el Barcelona.

Este delantero ultra-nórdico llegó a Can Barça en la temporada 2006-2007 después de hacerlo muy bien en el Chelsea. Marcó 52 goles en 6 temporadas en la Premier sin ser un 9 puro. Su carrera comenzó en el Valur de su país cuando apenas era un niño, con 15 años. Pasó por PSV, Rejkýavik y Bolton Wanderers antes de recalar en los ‘blues’, donde le marcó a su siguiente club en unos octavos de final de vértigo en Stamford Bridge. 4-2 ganó el Chelsea aquel choque.

Gudjohnsen era un mediapunta de mucha clase, aunque, y sin que sirva de precedente tirando de tópicos, algo frío. En el equipo azulgrana jugó 72 partidos e hizo 10 goles. Su participación fue de más a menos: 14, 12 y 11 titularidades. Lo fichó Frank Rijkaard, algo que se notó cuando llegó Pep Guardiola al banquillo, que dejó de contar con él.

En la ciudad condal ganó títulos: una Supercopa de España y el famoso triplete en la primera temporada del entrenador de Santpedor: Liga, Copa y Champions League. Tras su etapa culé, después de tres temporadas y ya con 31 años, recorrió el mundo, casi literalmente: jugó en el Mónaco, Tottenham, Stoke City, Fulham, AEK, Círculo de Brujas, Brujas, de nuevo en el Bolton, Shijiazhuang Ever Bright de China, el Molde y el Pune City, de India. Siete países en total, más los cuatro (Islandia, Países Bajos, Inglaterra y España) donde ya había jugado antes.

Su fútbol le dio para llegar a la pasada Eurocopa de Francia en 2016, histórica para Islandia por ser la primera vez que llegaba a una fase final de un torneo internacional de este calado. Ahora, con las botas colgadas, ve cómo dos de sus hijos van a jugar en las categorías inferiores del Real Madrid. Casualidades de la vida.

Foto: us.as.com

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Márquez, imperioso azteca

Lo reconozco: nuestro futbolista de hoy no es un cualquiera. Ojo al palmarés en el Barcelona: cuatro Ligas, dos Ligas de Campeones, tres Supercopas de España, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y otro Mundial de Clubes. Sí, creo que no me dejo nada. No por ello Rafa Márquez deja de ser un currante.

Defensa central mexicano de mucha clase con el balón en los pies, rápido al corte, expeditivo, bueno por alto en las dos áreas y con un chut lejano bastante potente, Márquez llegó al Barça en la temporada 03/04 procedente del Mónaco. Frank Rijkaard comenzó su etapa culé en una temporada que fue claramente de menos a más. También fue la primera de Ronaldinho en la ciudad condal. La segunda vuelta fue muy buena, con 13 victorias en 15 partidos, y el Barça, que deambuló por la zona media hasta entonces, estuvo a punto de luchar por la Liga, que se llevó el Valencia. Márquez jugó 22 partidos, 17 como titular, y anotó 1 gol.

El año siguiente, con el sistema de juego ya consolidado, el defensa azteca se asentó en el once (34 partidos y 3 goles). El Barça volvió a campeonar con Ronaldinho y Eto’o en su mejor versión. Márquez forma parte del Barça de los tripletes. El primero, con el técnico holandés en el banquillo, en la 05/06: Liga, Championes League y Supercopa de España. El segundo, en la 08/09, la primera temporada con Pep Guardiola de entrenador: Liga, Champions y Copa del Rey. En la siguiente, la 09/10 y última del mexicano en Can Barça, Márquez ganó el título continental, además de las supercopas de España y Europa y el Mundial de Clubes.

Entre medias, Márquez ganó una Copa del Rey en la 06/07, en una de las ligas más igualadas que se recuerda y que terminó con el Real Madrid ganándola en la última jornada en Mallorca, con remontada incluida, y gracias al golaverage particular.

En total, el zaguero centroamericano jugó 163 partidos y marcó 9 goles como jugador azulgrana. Solo fue indiscutible en la segunda temporada, pero dejó detalles de indudable calidad. Tras sus años en España, Márquez jugó en el New York Red Bulls estadounidense, el León de su país y el Hellas Verona italiano.

Mención aparte merece su papel en la selección mexicana: es el tercer jugador que más partidos ha vestido la ‘tri’ con 148 encuentros en los que ha conseguido 15 goles. Ha jugado 5 Mundiales, un récord compartido con su compatriota Rafael Carbajal y el alemán Lothar Matthaus, todos ellos como capitán.

Foto: marca.com

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Abel Buades: el último Nàstic de Primera

Tarragona, una ciudad con más de 130.000 habitantes, solo ha visto cuatro años de Primera División. La última, el Nàstic de la temporada 06/07. Aquel equipo consiguió subir tras más de medio siglo en el fútbol modesto español. Hoy, nuestro protagonista es un mediocentro clave en ese ascenso que, aunque no fue tan importante ese año, en el Nou Estadi se guarda un buen recuerdo de él: Abel Buades.

Este centrocampista defensivo nacido en Benimodo (Valencia) fue pieza imprescindible la temporada del ascenso, con 35 partidos y 4 goles marcados. Buades llegó en Segunda B a Tarragona y subió dos categorías en apenas tres años. Antes, se había trabajado su carrera futbolística sobre todo en la Segunda B valenciana: Gandía, Onda y Castellón; además de Calahorra y una presencia testimonial en el Racing de Ferrol en Segunda, en la 00-01.

Su cuarto año en el Nàstic fue el de disfrutar de la máxima categoría. El equipo grana no consiguió la permanencia y Abel Buades perdió la titularidad con le destitución de Luis César Sampedro y la llegada de Paco Flores al banquillo. Pero su único gol en la élite se lo hizo nada menos que al Real Madrid. Os dejo un par de tomas:

Abel, al ver que dejaba de contar en el Nàstic, bajó de categoría para ser protagonista en el Cádiz, que intentaba volver a Primera. El equipo amarillo se quedó a las puertas, el centrocampista valenciano jugó poco (solo 10 partidos) y volvió a Tarragona, otra vez en Segunda. Allí se quedó una temporada antes de fichar por el incipiente Alicante, que volvía a la categoría de plata más de 50 años después. Fue un miembro importante de esta plantilla, pero su paso por esta división fue efímero y los alicantinistas volvieron a Segunda B.

Es curiosa esta etapa de Buades, porque llega a enlazar cuatro descensos seguidos: Alicante (a Segunda B), Toledo, Barakaldo y de nuevo Toledo (a Tercera). Una sangría que frenó en sus últimas dos temporadas como futbolista, entre 2012 y 2014, en el Arroyo, en Segunda B, y en el Almansa de Tercera.

Actualmente, el valenciano es entrenador nivel III y acaba de finalizar su contrato con el Castellonense del grupo valenciano de Tercera División.

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Heinz Veloz, un pionero muy efímero

De un rara avis va hoy la cosa. A muchos aficionados al fútbol el nombre de Heinz Barmettler Veloz les pasa desapercibido. Es muy lógico. Es un futbolista que solo disputó un partido en Primera División, y que más allá de nuestras fronteras tampoco marcó una época. Pero en España sí se le adjudica un hito: fue el primer jugador dominicano en jugar en nuestra liga.

He dicho que quizás muchos futboleros no se acuerden ni sepan quién es Heinz. Digo más: ni siquiera, quizás, los de su propio club en nuestro país, el Real Valladolid. Heinz jugó un solo partido en la temporada 13/14. Fue en la jornada 2, en El Madrigal ante el Villarreal. El conjunto pucelano perdió 2-1 y este central zurdo salió de titular junto a Mariño; Rukavina, Marc Valiente, Bergdich, Gilberto; Peña, Álvaro Rubio, Óscar, Jesús Rueda y Javi Guerra. El encuentro no pasa a la historia: los blanquivioletas se adelantaron con gol de Javi Guerra y los locales remontaron con tantos de Giovani dos Santos y Cani. No fue, además, un buen año en Pucela, ya que descendieron a Segunda.

Pero para los frikis de los datos como yo, ahí está el hito. Aunque Heinz Veloz, en realidad, nació en Suiza, se nacionalizó dominicano, país de origen de su madre. En el país alpino creció y se convirtió en profesional jugando con el Grasshopper B y el Zürich, equipo con el que jugó la Champions League contra el Real Madrid, Milan y Olympique de Marsella en la fase de grupos de la temporada 09/10. Tras seis años allí, ficha por el exótico Inter de Bakú de Azerbaiyán y por el Vaduz de Liechtenstein antes de recalar en el Valladolid. De ahí pasó al Cibao, de la República Dominicana, y vuelta a Europa para jugar en el filial del Friburgo antes de retirarse, en 2016, por sus continuas lesiones de cadera. Ha sido también internacional en 11 ocasiones con su selección, la número 152 en el ranking FIFA.

Él fue el primer dominicano, pero actualmente ya contamos cuatro jugadores. Tras Heinz, han jugado en Primera Tano Bonnín (Osasuna), Mariano (Real Madrid) y, este año, Junior Firpo con el Real Betis.

Foto: cope.es

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Ziganda: los 130 goles del Cuco

Un viaje de ida y vuelta a Pamplona con escala estelar en Bilbao. Así se resume la carrera de José Ángel ‘Cuco’ Ziganda, un delantero instintivo y rápido que hizo 130 goles en 14 años de carrera (12 de ellos, en Primera).

Ziganda comenzó sus andanzas en la cantera de Osasuna hasta que debutó con el primer equipo rojillo. Fue un 13 de diciembre de 1987 y el ariete sustituyó en el minuto 32 de partido a Michael Robinson, en un partido en El Sadar ante el Sabadell que acabó 0-0.

Esa temporada jugó 25 partidos y anotó 6 goles. El primero de ellos ante el Mallorca en el antiguo Lluís Sitjar, en un partido que Osasuna acabó perdiendo 2-1.

El goleador navarro jugó al máximo nivel en Pamplona durante cuatro temporadas más. En total, disputó 122 partidos y marcó 35 goles. 25 partidos y 6 goles en la 87-88; y en las tres siguientes (partidos y goles): 23 y 7, 37 y 11 y 37 y 11.

El verano de 1991 fichó por el Athletic, con 25 años. Un traspaso que se produce con mucha asiduidad entre ambos clubes: Javi Martínez, Orbaiz o Tiko son algunos de los últimos casos. Ziganda cuajó rápidamente en San Mamés. En su primer año de rojiblanco estuvo presente en 37 partidos e hizo 10 goles. Cifras que mejoró notablemente en las siguientes dos temporadas: 71 partidos y 35 goles (17 en cada una).

En el año 91 también debutó con la Selección Española, en un España 0-2 Rumanía. Volvería a repetir convocatoria tres años después frente a Chipre.

En la 94-95, el punta tuvo un extraño bajón anotador: solo marcó 3 goles en 37 partidos. Pero se fue rehaciendo durante los siguientes dos años, en los que hizo 26 tantos en 75 encuentros (9 y 17, respectivamente).

Su última y séptima temporada en el Athletic, Ziganda jugó 35 partidos y anotó 3 goles, justo antes de regresar a Osasuna en la 98-99 en Segunda División. Uno de esos goles fue este al Real Madrid, el más rápido de la 97-98.

Al delantero le dio tiempo de celebrar un ascenso en la primavera de 2000. Sus últimas patadas al balón las dio en la 00-01, en la que jugó solo 4 partidos.

Después de jugar, el Cuco ha entrenado a Osasuna, Xerez y Bilbao Athletic, equipo con el que ha descendido a Segunda División B esta temporada.

Foto de portada: todocoleccion.net

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Panucci: oficio italiano para el lateral derecho del Real Madrid

Quizás a primera vista Christian Panucci no sea el perfil de jugador del que se hable en este blog: indiscutible con Italia muchos años, pasó por el Milan, el Real Madrid, el Inter, el Chelsea o la Roma… Pero nadie puede negar que el transalpino fue, aparte del mejor lateral derecho europeo muchos años, un jugador currante y con oficio como el que más.

No sé qué tienen los jugadores que ocupan este tipo de posiciones en el campo, los laterales, que pasan más desapercibidos. Esta posición es más desagradecida para el público, aunque las ocupen grandes jugadores, como Panucci.

El lateral nacido en Savona llegó al Real Madrid en 1996. El club, entonces presidido por Lorenzo Sanz, pagó 700 millones de pesetas por él. Panucci había jugado en el Genoa y el Milan en su país. En su primera temporada en el Santiago Bernabéu, y aunque parezca mentira, al ‘2’ italiano le costó hacerse con el puesto. Y eso que su competencia era Secretário, lateral portugués que pasó con más pena que gloria por el equipo blanco, y el veteranísimo Chendo, ya en sus últimos años de carrera futbolística.

Sin embargo, Panucci se hizo finalmente con el puesto y acabó disputando 19 partidos, todos como titular, en el Madrid de aquel año, el cual ganó la Liga. Y además, hizo 2 goles.

En la 97-98, el internacional italiano disputó 23 partidos y marcó 1 gol en un año histórico para aquel conjunto entrenado por Jupp Heynckes: primera Copa de Europa (ya por entonces, Champions League) desde la temporada 65-66. Además, el Real Madrid también consiguió la Supercopa de España a principios de esa temporada.

La habitual inestabilidad en el banquillo blanco propició la llegada de Guus Hiddink en sustitución del entrenador alemán. Aunque el holandés no acabó la temporada -fue cesado por John Benjamin Toshack en la jornada 23-, Panucci fue más indiscutible que nunca, jugando 31 partidos.

El lateral no fue ni mucho menos un jugador fácil, en cuanto a comportamiento. Tuvo problemas con Heynckes, con Hiddink e incluso se quejó de las críticas de la afición en momentos duros del equipo.

Tras abandonar la entidad madridista, en 1999, Panucci vistió las camisetas de Inter, Chelsea, Mónaco, Roma (donde jugó 8 temporadas) y, finalmente, Parma. Además, jugó con la selección azzurra 57 partidos y anotó 4 goles. En su palmarés, una Liga española, dos Serie A italianas, dos Ligas de Campeones y una Intercontinental.

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Claudio López: el Piojo que picó a Mestalla

Corren tiempos convulsos en el Valencia Club de Fútbol. La entidad che vive una temporada de malos resultados, sobre todo en Mestalla, que le dejan más cerca del descenso que de los puestos de acceso a competiciones europeas. Tampoco ha sido el año del club ni en Champions League, ni en Europa League ni en la Copa del Rey. En la grada valencianista echan de menos tiempos mejores en el que disfrutaban de referencias en el terreno de juego, como lo era Claudio Javier López.

El argentino fue una auténtica referencia ofensiva en el Valencia de finales de siglo XX y principios del XXI. Llegó a Paterna en el verano de 1996, tras una temporada en la que el conjunto blanquinegro había alcanzado un inesperado segundo puesto de la mano de Luis Aragonés. En ese mercado de fichajes se marcharon del club valenciano Mijatovic, Viola y Mazinho, base de aquel subcampeón de Liga.

Para paliar esas bajas, la entidad de Mestalla estructuró su plantilla a base de estrellas reconocidas en su última etapa y nuevos jóvenes valores. Entre las primeras, Romario o un joven Karpin; entre las segundas, el Piojo.

En su primer año, Claudio López lo tuvo difícil. Tras la destitución del Sabio de Hortaleza, no gozó de la total confianza de Jorge Valdano. En esa temporada, el ariete solo hizo 3 goles en 32 partidos.

La 97-98 empezó mal para el Valencia y para el Piojo. Valdano casi le deja sin ficha por exceso de extracomunitarios, y el club ocupó puestos muy bajos en la clasificación. El entrenador argentino fue cesado en la jornada 4 y al banquillo llegó Claudio Ranieri. Y la suerte del delantero valencianista cambió. El fútbol de contraataque del preparador italiano favorecía a Claudio López por su velocidad. El de Río Tercero anotó esa temporada 12 goles en otros 32 encuentros. Dos de ellos, en esta memorable victoria valencianista en el Camp Nou:

La explosión definitiva del Piojo se produjo en el siguiente año. Con Ranieri en el banquillo y una plantilla para la Historia del Valencia (Cañizares, Angloma, Djukic, Carboni, Mendieta, Farinós, Milla, Angulo o Illie, entre otros), el equipo ganó la Copa del Rey en una final memorable ante el Atlético. Además, Claudio López quedó segundo en la tabla de goleadores con 21 tantos en 32 partidos, solo por detrás de Raúl.

La temporada 99-00 supuso otro hito en la trayectoria del conjunto che y del Piojo López. El Valencia comenzó ganando en agosto la Supercopa de España frente al Barcelona y acabó alcanzó la final de la Champions League, en la que perdió por 3-0 frente al Real Madrid. Era la última final con el Valencia para el goleador argentino, que en ese año acumuló 11 goles en 34 choques disputados. En total, 182 partidos y 72 goles con el club de Mestalla.

 

Posteriormente, Claudio López fichó por la Lazio italiana. Después volvería a su continente para jugar en el América de México, el Racing de Avellaneda, el Kansas City Wizards y el Colorado Rapids.

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