'Yo jugué en Primera', Fútbol

Alberto Rivera: los rizos se pasearon de norte a sur

Madrid, Soria, Valencia, Sevilla, Gijón y Elche. Alberto Rivera pasó prácticamente por los cuatro puntos cardinales en la Península Ibérica durante su carrera futbolística. Bajito, con sus llamativos rizos rubios, este centrocampista dejó huella de su calidad y de su clase allá por donde pasó. Y es que ‘Riverita’ forma parte de esa generación de mediocentros talentosos que abundan en España.

Rivera se crió en la cantera del Real Madrid . Debutó muy joven con el primer equipo, con solo 17 años, y a día de hoy aún conserva un récord que nadie le ha conseguido arrebatar: ser el goleador más joven en la historia del equipo blanco en competición oficial. El de Puertollano debutó en un Celta 0-2 Real Madrid, y anotó el segundo tanto madridista.

Sin embargo, este logro no le dio continuidad en el primer equipo y ‘Riverita’ continuó formándose en las categorías inferiores del club merengue, hasta que en la temporada 99/00 salió cedido a un  que se estrenaba en Primera. Con el equipo soriano disputó 29 partidos, aunque solo 7 como titular.

Rivera Numancia

Tras su primera experiencia completa en la máxima categoría, Rivera volvió al Real Madrid de Vicente del Bosque. No gozó de minutos en las dos temporadas que permaneció allí, en aquel Real Madrid plagado de estrellas (Iker Casillas, Roberto Carlos, Figo, Zidane, Raúl…) pero, eso sí, con solo dos partidos jugados en dos años, luce en su palmarés una Liga, una Supercopa de España y una Liga de Campeones. Casi nada.

‘Riverita’ salió definitivamente de la ‘casa blanca’ rumbo al Levante, por entonces en Segunda División. El castellano-manchego fue indiscutible en el equipo ‘granota’: 113 partidos y 17 goles en tres temporadas. Rivera fue pieza clave en el ascenso de los valencianos a Primera en la 03-04, hasta el punto de meter el gol que les da el ascenso en Jerez de la Frontera:

 

Con 27 años, quizás en su mejor momento futbolístico, Rivera quiso seguir en Primera (el Levante perdió la categoría rápidamente), por lo que firmó por el Betis. El mediocampista permaneció cuatro temporadas en Heliópolis, jugó con el equipo verdiblanco 107 partidos y marcó 2 goles. Su entrega con la camiseta de las trece rayas fue absoluta, se ganó el cariño de la afición y llegó a ser capitán, aunque los del Benito Villamarín descendieran a Segunda en la última temporada de Rivera allí.

Tras Sevilla, el ciudadrealeño viajó hasta el norte de España para enrolarse en las filas del Sporting. En Gijón jugó tres temporadas, acumuló 93 partidos y anotó 1 gol. Fue un fijo de un mito de los banquillos de La Liga: Manolo Preciado. Con él coincidió en el Levante y fue una pieza clave para que Rivera fichara por el equipo asturiano.

Rivera Sporting

Y por fin, el último club en el que militaría ‘Riverita’ sería el Elche, al que llegó en Segunda y lo dejó en Primera. El canterano blanco llegó a la ciudad de las palmeras en septiembre de 2012. Aquel año disputó 38 partidos y fue pieza básica en el equipo que Fran Escribá llevó a Primera tras casi tres décadas de ausencia. Esto le decía el puertollanero a los compañeros del Grupo Nostresport de la Comunidad Valenciana en aquella temporada:

Ya en la máxima categoría, la presencia de Rivera en el once titular menguó: 13 partidos, solo 6 de ellos de salida. Tras la temporada 13-14, con 20 años de profesional a sus espaldas, este talentoso centrocampista se retiraría.

 

A modo de resumen, la carrera de Rivera es el ejemplo perfecto del centrocampista talentoso español que siempre juega a primer nivel y que es indiscutible en sus equipos casi siempre. Técnica, sacrificio y visión de juego fueron sus tres virtudes.

 

Lo que decían las guías de fútbol de verano sobre él

Como ya he comentado alguna vez, soy un friki de las guías de fútbol de verano. Las colecciono desde hace muchos años. Esto es lo que comentaban sobre Rivera.

Don Balón 01/02 (en el Real Madrid): «Mediapunta de técnica depurada que puede caer a ambas bandas. Destaca por su gran visión de juego que le permite dar pases inteligentes a los puntas»

As 05/06 (en el Betis): «Uno de los pocos béticos que han jugado la Copa de Europa» (los siempre llamativos comentarios de Pedro Martín)

 

 

 

 

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Desio: las lágrimas del Glorioso en Dortmund

Desio Celta

Hablar de Hermes Aldo Desio es hacerlo del Deportivo Alavés. Pero no de cualquier Deportivo Alavés. Como lo fue Javi Moreno, otro protagonista de Yo jugué en Primera, Desio perteneció a aquel equipo de leyenda que fue subcampeón de la UEFA en 2001. Palabras mayores.

Pero antes de eso, Desio había llegado a España en 1994 desde Independiente de Avellaneda. Concretamente a Vigo, para jugar en el Celta, entrenado por Carlos Aimar. Tras un primer año bueno, donde disputó 35 partidos, el argentino bajó su rendimiento y su participación en el club celtiña, jugando 28 partidos en su segundo año.

En la 96/97 ni siquiera fue inscrito en competición, por lo que este centrocampista nacido en Rosario fichó por la Unión Deportiva Salamanca en enero del 97, que jugaba en Segunda esa temporada. Desio defendió la camiseta charra en 19 partidos. Casualmente, ese Salamanca consiguió el ascenso a Primera en Mendizorroza de esta forma:

En el verano de 1997, el centrocampista rosarino se incorporó al equipo en el que iba a triunfar en España: el Deportivo Alavés. Desio llegó a un club en Segunda y acabó jugando una final de la UEFA.

Entre la temporada 97/98 y 00/01, Desio no bajó de los 35 partidos por temporada (37, 36, 35 y 36). Además ayudó con 6 goles en esa etapa -todavía no había marcado en España-. Y como colofón, aquella final de UEFA en Dortmund ante el Liverpool con el fatídico gol de oro en propia puerta de Geli sobre la hierba del Westfalenstadion (llamado así hasta que en 2006 se rebautizó como Signal Iduna Park):

Después de ese año, Desio se lesiona de gravedad y solo juega 2 partidos en la 2001/2002. Su etapa como futbolista acaba en un mal año del Deportivo Alavés en la 02/03, en la que solo juega 16 partidos y el equipo babazorro acaba volviendo a Segunda División.

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Mellberg, un muro sueco en Santander

Con solo 21 años, un rubio de 1,86 metros de altura aterrizaba en Santander procedente de Estocolmo. Respondía -y responde- al nombre de Olaf Mellberg, y dejó buen recuerdo en el Racing, donde jugó entre 1998 y 2001.

Este defensa central llegaba a El Sardinero en un fichaje que fue más conocido por lo exótico -¿qué pintaba un rubiales como aquel en Cantabria?- que por lo que se sabía de sus cualidades futbolísticas.

mellberg cromo

 

Sin embargo, Mellberg cuajó, y bastante bien. En tres temporadas jugó 98 partidos en Liga, formando pareja en el eje de la zaga con otro mítico del club santanderino: Arzeno.

El buen rendimiento del zaguero nórdico le valió para fichar por el Aston Villa, donde se mantuvo siete temporadas en las que prácticamente lo jugó todo: solo bajó de 30 partidos dos años, quedándose en 27 encuentros.

No solo disfrutó del fútbol inglés, sino que a nivel internacional, Mellberg fue un fijo con la selección de Suecia, con la que acabó disputando 118 partidos y anotando 9 goles, y cuyo brazalete de capitán portó.

Tras Inglaterra, Mellberg se mudó a Italia, para jugar con la Juventus en la 08-09. Tras 27 partidos en la Vecchia Signora, el sueco se marcharía al Olympiacos griego, cuya zamarra defendió en tres temporadas.

En verano de 2012, Mellberg volvería a España para enrolarse en las filas de un Villarreal que había dado con sus huesos en Segunda División. El central escandinavo ayudó en 29 partidos a devolver al Submarino a la máxima categoría, anotando además 2 goles, uno de ellos para empatar a 1 frente al Almería:

Tras un añito en el Mediterráneo, Mellberg ficharía por el Copenhague en el que sería su último año como profesional.

 

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Santi Ezquerro, o cómo ser gafe con La Roja

La verdad es que el titular más tendencioso no puede ser con el pobre Ezquerro… Aunque se explica rápido: este riojano, un clásico de nuestro fútbol, jugó un único partido internacional con España. Fue aquella derrota en Chipre por 3 a 2 que le costó el puesto como seleccionador a Javier Clemente.

¿Qué probabilidad hay de que si tu único partido con la selección sea ante Chipre, lo pierdas? Pregúntenle a Santi Ezquerro. No volvió a vestir la nacional.

Más allá de esta anécdota, la carrera de este atacante nacido en Calahorra fue bastante prolífica. Solo hay que echar un ojo a su trayectoria: Osasuna, Atlético, Mallorca, Athletic y Barcelona.

Debutó en Primera en el Manzanares tras formarse en Osasuna, aunque no jugó demasiado: solo 8 partidos en temporada y media. Así que salió cedido al Mallorca y allí empezó a despuntar: en solo medio año consiguió 6 goles en 14 partidos, subcampeonato de Copa del Rey incluido

Su buen medio año con el equipo bermellón le valió fichar por el Athletic. San Mamés, el antiguo, iba a ser su casa por siete temporadas. Con esa elástica Ezquerro jugó 222 partidos y anotó 45 goles. Y fue capaz de hacer sacar a la hinchada rojiblanca los pañuelos blancos con goles como este:

En 2005, el delantero riojano dio un salto importante en su carrera futbolística. Frank Rijkaard lo fichó para el Barcelona, con el objetivo de que fuera la alternativa al tridente ofensivo que formaban Giuly, Ronaldinho y Eto’o. Sin embargo a Ezquerro le adelantó por el carril izquierdo un chaval que respondía al nombre de Lionel Messi.

Por esta razón, Ezquerro solo jugó 24 partidos en las tres temporadas que vistió la blaugrana, camiseta con la que marcó 3 goles. Eso sí, formar parte de aquella plantilla le dio caché a su hasta entonces desierto palmarés: una Liga, una Champions League y dos Supercopas de España.

Este fue uno de sus tantos como culé. A pesar del título del vídeo, lo marca en el Benito Villamarín ante el Real Betis:

Santi Ezquerro acabó sus días como futbolista en Osasuna, con una participación testimonial en la temporada 2008/2009 de 10 partidos y 1 gol.

Como curiosidad, en los últimos años Ezquerro ha participado en la Titan Desert, una prueba de supervivencia en bicicleta de montaña por el Sahara marroquí que dura seis días.

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