'Yo jugué en Primera', Fútbol

Enrique: «al trompicón» en Cádiz y el penalti más surrealista de la Historia

Hoy empezamos con un vídeo que dio la vuelta al mundo. Estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería. Los locales recibían al Cádiz en la jornada 4. Corría el minuto 60 de partido, los franjirrojos vencían 2-0 a los gaditanos cuando el juez de línea levanta la bandera en el ataque del Cádiz, en una jugada sin balón. El resto es historia reciente del fútbol modesto:

El árbitro, Iglesias Villanueva, pitó un penalti de Mané sobre nuestro protagonista hoy varios metros fuera del área. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Pero más allá de la anécdota, centrémonos en él: Enrique Ortiz. El ‘8’ del último Cádiz que tocó Primera División antes que el de Álvaro Cervera. Un futbolista distinto, interior derecho, siempre pegado a banda, al que los aficionados del Ramón de Carranza recuerdan con enorme cariño y cuyas habilidades técnicas las definen como solo ellos saben: «al trompicón». Porque quizá la técnica de este extremeño no era la más depurada, pero sus regates imposibles, su coraje y su fuerza le hacían llevarse el balón a veces de forma inesperada.

Enrique llegó al Cádiz de 2ª en la 03/04 procedente del grupo IV de Segunda B. Allí militó en el Cacereño (en dos etapas), el Algeciras y el Motril. Y en Cádiz se iba a pasar el resto de su vida futbolística e iba a dejar huella. Solo jugó un año en Primera, fue en la temporada 05/06, la última del equipo amarillo en la máxima categoría. El centrocampista fue clave en el ascenso (le hicieron el penalti que supuso subir) y también indiscutible en Primera, con 36 partidos y 4 goles. Pero no fue suficiente para lograr la permanencia.

No obstante, Enrique no abandonó el barco. Siguió en Cádiz cinco temporadas más, dos de ellas en Segunda B, siendo importante para todos sus entrenadores. Solo las lesiones le sacaron del terreno de juego, de forma definitiva, en la temporada 11/12, pero continuó y continúa ligado al club cadista primero como nexo entre plantilla y cuerpo técnico, y después como secretario técnico. Un verdadero activo del Cádiz Club de Fútbol, uno de sus máximos goleadores (9º con 44 tantos) y de los jugadores que más veces han vestido su camiseta (12º con 252 choques).

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Astudillo, leyenda del Alavés

Cuando un equipo funciona o consigue grandes hitos, sus aficionados suelen recitar su alineación de carrerilla. La del Deportivo Alavés que llegó a la final de la Copa de la UEFA en 2001 te la canta un seguidor babazorro sin respirar: Martín Herrera; Contra, Karmona, Téllez, Eggen, Geli; Jordi Cruyff, Tomic, Desio, Astudillo y Javi Moreno. Pues bien, entre ellos está el jugador que más veces ha vestido la camiseta de este club: Martín Mauricio Astudillo.

¿Quién le iba a decir a este argentino que iba a jugar 346 partidos de albiazul cuando llegó a Vitoria en 1999? En diez temporadas, este centrocampista defensivo se ganó el corazón de la hinchada alavesista a base de derroche físico, entrega y robar balones, muchos balones. De todas ellas, cinco las jugó en Primera… y qué años… En su primera temporada el Alavés quedó sexto en Liga, clasificándose por primera vez para jugar competición europea. Astudillo, con solo 22 años, fue importante: 29 partidos y 4 goles.

El gran año del Alavés, la temporada 00-01, disputó 25 choques, incluidos 9 de UEFA, entre ellos aquella final dramática ante el Liverpool. Quién no se acuerda del gol en propia puerta de Delfí Geli…

El subcampeonato de aquel histórico equipo entrenado por Mané dio alas al Alavés que en la siguiente temporada, la 01-02, completó otro buen año, terminando séptimo en Liga y de nuevo metiéndose en Europa. Pero tanta competición y ambición acabó pasando factura a un equipo modesto como este, y en 2004 el Alavés volvió a Segunda tras un mal año en el que acusaron bajas importantes como las de Kike, Coloccini o Martín Herrera, y en el que llegaron viejas glorias con poca hambre: Dutruel, Abelardo, Illie…

Sin embargo ahí se mantuvo Astudillo. Inamovible en la medular, siempre importante, también en Segunda. De las siguientes cinco temporadas, el Alavés pasó cuatro en Segunda: solo en la 05-06 volvió a Primera, de manera efímera.

El medio argentino sí lo hizo, de manera eventual y en forma de cesión, para ayudar a Osasuna a mantener la categoría, en el mercado de invierno de la 07-08. Pasó de ser indiscutible en Segunda en Mendizorroza a ser importante en el equipo rojillo para quedarse en Primera. La siguiente temporada volvió a Vitoria en el peor año reciente que se recuerda, ya que en primavera de 2009 el Alavés bajó al barro de la Segunda B. Fue la última temporada en la que Astudillo militó en el equipo babazorro.

‘El Pulpo’, como se conocía a este jugador, vivió luces y sombras en el Alavés. Fue subcampeón de la UEFA y jugó dos temporadas en Europa. Sufrió tres descensos y a Dimitri Piterman. Pero es historia viva del mejor Alavés: 346 partidos y 19 goles. Una leyenda que, en la temporada que menos jugó, estuvo en 21 partidos y salió cedido en enero.

Astudillo vino de Argentina (Godoy Cruz y Gimnasia y Esgrima), y allí volvió tras jugar en España, para defender la camiseta de Rosario Central y de clubes de categorías inferiores de ese país. Ahora, el de Mendoza es entrenador, precisamente, de Gimnasia y Esgrima.

Foto: Twitter UltimaHorAlavés

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Heinz Veloz, un pionero muy efímero

De un rara avis va hoy la cosa. A muchos aficionados al fútbol el nombre de Heinz Barmettler Veloz les pasa desapercibido. Es muy lógico. Es un futbolista que solo disputó un partido en Primera División, y que más allá de nuestras fronteras tampoco marcó una época. Pero en España sí se le adjudica un hito: fue el primer jugador dominicano en jugar en nuestra liga.

He dicho que quizás muchos futboleros no se acuerden ni sepan quién es Heinz. Digo más: ni siquiera, quizás, los de su propio club en nuestro país, el Real Valladolid. Heinz jugó un solo partido en la temporada 13/14. Fue en la jornada 2, en El Madrigal ante el Villarreal. El conjunto pucelano perdió 2-1 y este central zurdo salió de titular junto a Mariño; Rukavina, Marc Valiente, Bergdich, Gilberto; Peña, Álvaro Rubio, Óscar, Jesús Rueda y Javi Guerra. El encuentro no pasa a la historia: los blanquivioletas se adelantaron con gol de Javi Guerra y los locales remontaron con tantos de Giovani dos Santos y Cani. No fue, además, un buen año en Pucela, ya que descendieron a Segunda.

Pero para los frikis de los datos como yo, ahí está el hito. Aunque Heinz Veloz, en realidad, nació en Suiza, se nacionalizó dominicano, país de origen de su madre. En el país alpino creció y se convirtió en profesional jugando con el Grasshopper B y el Zürich, equipo con el que jugó la Champions League contra el Real Madrid, Milan y Olympique de Marsella en la fase de grupos de la temporada 09/10. Tras seis años allí, ficha por el exótico Inter de Bakú de Azerbaiyán y por el Vaduz de Liechtenstein antes de recalar en el Valladolid. De ahí pasó al Cibao, de la República Dominicana, y vuelta a Europa para jugar en el filial del Friburgo antes de retirarse, en 2016, por sus continuas lesiones de cadera. Ha sido también internacional en 11 ocasiones con su selección, la número 152 en el ranking FIFA.

Él fue el primer dominicano, pero actualmente ya contamos cuatro jugadores. Tras Heinz, han jugado en Primera Tano Bonnín (Osasuna), Mariano (Real Madrid) y, este año, Junior Firpo con el Real Betis.

Foto: cope.es

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Jon Andoni Goikoetxea: extremo puro, fútbol de los 90

Si durante estas últimas semanas hemos visto jugadores que no han pasado a la Historia de Primera División en España, este caso es diferente. Jon Andoni Goikoetxea, es un clásico de nuestro fútbol, uno de los mejores jugadores que han pasado por nuestra Liga y por la Selección Española. Y quizá no sea lo suficientemente bien recordado.

Su carrera es la de ese jugador que rompe en un club modesto -Osasuna, en este caso- y va creciendo de manera sostenible hasta llegar a su mejor momento en una etapa histórica, la del Barcelona del ‘Dream Team’. Goiko debutó con 19 años en un Osasuna que, por entonces, disputaba la Copa de la UEFA. En El Sadar sorprendió este extremo derecho no muy alto (1,75 metros) por su velocidad y, sobre todo, su disparo. En tres temporadas en el conjunto navarro jugó 86 partidos y marcó 19 goles, un buen hacer que le valió para que Johann Cruyff se fijara en él.

Ya sabemos el gusto del entrenador holandés por el fútbol de bandas y preciosista, y Goikoetxea encajaba en ese perfil. Aún así, el Barça lo cedió dos años a la Real Sociedad para que se siguiera fogueando en Primera, en una operación por la que Bakero, Txiki Begiristain y López Rekarte acabaron en el Camp Nou. El extremo diestro fue un fijo en aquel equipo, dirigido el primer año por John Benjamin Toshack, y por Marco Antonio Boronat después: 74 partidos y 10 goles.

Fue en la temporada 90-91 cuando Goikoetxea llega a Can Barça, y donde se consolida como el gran jugador que recordamos. Así recordaba él mismo en ‘Fiebre Maldini’ cómo Cruyff llamó a casa de su abuela en Tolosa para decirle que, por fin, vestiría de azulgrana:

El año de Goiko en el Barça fue tan bueno (en números: 37 partidos y 3 goles) que Don Balón le dio el premio al Mejor Jugador Español de 1991. Era solo el comienzo de una época dorada para el equipo catalán, la primera realmente buena: 8 títulos, entre ellos la primera Copa de Europa, en un equipo de leyenda en el que él fue realmente protagonista. Goiko no solo era técnicamente bueno, no solo tenía llegada al área ni buen chut a portería. Tampoco era únicamente un buen centrador. Goiko, además, era un comodín. Como algún que otro futbolista para Cruyff, al irundarra lo puso en varias posiciones distintas: de extremo, de lateral derecho e izquierdo… En total, jugó 126 partidos en los que metió 6 goles.

En aquellos años no solo despuntó en el Barcelona. ¿Quién no recuerda su gol a Alemania en el Mundial de Estados Unidos de 1994?

Con la Roja, Goiko jugó 36 veces y anotó 3 goles. Fue un fijo, y de nuevo un comodín, para Javier Clemente. Después de ese Mundial, el del 94, el extremo recalaría en el Athletic, equipo del que formó parte. Disputó 92 partidos, aunque solo anotó 1 gol. El futbolista terminaría su carrera en Osasuna, en Segunda División, previo paso por el Yokohama Marinos japonés, donde probó fortuna en la 99-00 con su compañero Julio Salinas.

Foto: cope.es

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