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Maduro: un secundario con susto en el corazón

En la prolífica cantera del Ajax de Ámsterdam había un futbolista, allá por 2004, que destacaba por encima de todos. Aquello era singular, porque de los Países Bajos suelen trascender jugadores ofensivos y creativos, pero en esa ocasión quien sobresalía era un centrocampista defensivo. Y es que el mejor jugador emergente de ese año en el histórico equipo neerlandés fue Hedwiges Maduro.

Tenía por entonces 19 años y un día recibió la llamada de una leyenda del fútbol mundial. Era Ronald Koeman, entrenador por entonces del primer equipo del Ajax, quien le quería probar en la Eredivisie. Debuta en febrero de 2005 contra el Roda y enseguida su carrera acelera: varios partidos en liga, en Europa League y primera convocatoria con la selección holandesa. Con apenas 20 años, Maduro ya gana títulos (dos supercopas y una copa domésticas) y va al Mundial de Alemania de 2006.

Su estancia en el Amsterdam Arena se prolongaría hasta 2008, cuando este medio defensivo robusto y poderoso en el juego aéreo acababa contrato. Maduro sabía que tenía a varios equipos de Europa siguiéndole y se negó a renovar con el Ajax, así que el club se la devolvió apartándole del primer equipo. Y entonces llega de nuevo él, su mentor: Ronald Koeman

Maduro llega al Valencia en un annus horribilis

En menudo año llega este neerlandés al club che. Koeman entrena a un vestuario roto después de apartar a tres ídolos del Valencia: Cañizares, Angulo y Albelda. El equipo lleva exactamente 7 partidos sin ganar en Liga el día en que se anuncia el fichaje de Maduro, el 18 de enero de 2008. Y acabarían siendo 9.

El Valencia coquetea y mucho toda la temporada con los puestos de descenso. Gana una Copa del Rey, sí, pero ni siquiera ese título le quita el título de «catastrófica» a la 07-08. Pasaron por el banquillo cuatro entrenadores: Quique Sánchez Flores, Óscar Fernández, Koeman (con quien ganan la competición del KO pero al que destituyen a falta de 4 jornadas) y el sempiterno Voro. Maduro juega 11 partidos en media temporada, y lo hace especialmente con su compatriota.

Al año siguiente llega al equipo Unai Emery, y las aguas empiezan a volver a su cauce en el siempre turbulento río valencianista. Hedwiges empieza sin contar para el vasco (de hecho, no debuta en Liga hasta la jornada 12), pero poco a poco va ganando protagonismo. Quienes seguían de cerca los entrenamientos del Valencia aquel año dicen que convenció al de Hondarribia con su trabajo diario. Al final, 22 partidos en competición regular, 6 en Europa League y 1 gol, el que le marcó al Barcelona en Mestalla en la jornada 33:

Sin embargo, Maduro no termina de tirar la puerta abajo en el club. En las siguientes 3 temporadas suma en total 43 partidos en Liga y 1 gol. Su competencia en el vestuario le ganaba siempre la partida tanto en el puesto de central como en la medular. Eso y una lesión de tobillo que le tiene en blanco en la 11/12 hacen que rechace una oferta de renovación y haga las maletas hacia el sur de España… con un susto de salud de por medio.

Malformación congénita en el corazón

Ese es el diagnóstico que recibió Maduro cuando detectaron que algo no iba bien. Una anomalía cardíaca congénita que hizo tambalearse su carrera deportiva en el verano de 2012, justo cuando fichó por el Sevilla. Finalmente, todo quedó en un susto, y pudo seguir jugando al fútbol, aunque debía vigilar muy de cerca su estado físico.

En cuanto a lo deportivo, Maduro cambió de equipo pero siguió en la misma dinámica. Más que nunca en su primera temporada en el club hispalense fue el jugador número 12. Fue titular con Míchel en la primera vuelta, pero tras su destitución (después de una derrota en Mestalla, casualidades de la vida), volvió a perder protagonismo de la mano de un viejo conocido: Unai Emery. Bajo las órdenes del guipuzcoano de nuevo, Maduro volvió a ver relegado su papel, aunque continuó teniendo minutos entrando como suplente. Al final, jugó 26 partidos en Primera y 4 de Copa del Rey.

Fueron los últimos partidos de Maduro en la liga española, porque la 13/14 la pasó en blanco hasta el mercado de invierno. De hecho, el fichaje a última hora de Iborra le dejó sin ficha. En enero ficha por el PAOK de Salónica griego, después juega con el Groningen de su país y acaba sus días como profesional en el Omonia chipriota.

Sus números totales en nuestra Liga: 102 partidos y 2 goles en 6 temporadas y media. Y aunque pueda parecer lo contrario, este holandés guarda muy buen recuerdo de Emery, a quien llama «maestro».

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Iturraspe, el pulmón del mejor Athletic de la década

Solo una persona acertó la adivinanza que lancé este lunes por redes sociales respecto al protagonista de esta semana en ‘Yo jugué en Primera’. Buscaba a un jugador que jugó una final de Copa del Rey, que hizo un partidazo en Old Trafford, que estuvo en un 11 ideal de una temporada de LaLiga, que fue entrenado por Ernesto Valverde y que provocó la expulsión de Cristiano Ronaldo.

Me dijisteis Eneko Bóveda, Gurpegi, Gabi y hasta Crespo, aquel lateral del Córdoba que le marcó y exasperó en el Nuevo Arcángel. Pero el futbolista al que me refería es Ander Iturraspe, uno de los representantes del mejor Athletic Club de la década 2010-2020, al menos para mí: el de Marcelo Bielsa.

Con el argentino, este centrocampista de corte defensivo jugó a un gran nivel, dando mucho equilibrio y sosteniendo una medular por Ander Herrera y De Marcos. Fue aquel año cuando el Athletic –y aquí están 2 de las pistas– jugó dos finales: en la Copa del Rey y en la UEFA Europa League después de una exhibición de fútbol en Old Trafford ante el Manchester United en octavos de final.

El equipo bilbaíno llegaba a una final europea 35 años después después de sortear rivales de la talla del PSG, el Schalke 04 y el propio United. En aquel partido histórico, no obstante, caería ante el Atlético por 3-0, resultado idéntico cosechado en la final de Copa ante el Barcelona.

Los inicios de Iturraspe

En cualquier caso, la trayectoria de Iturraspe en el fútbol profesional comenzó unos años antes. Natural de Abadiño (Bizkaia), ingresó muy joven en Lezama y fue formándose en las categorías inferiores del club rojiblanco hasta llegar al primer equipo con Joaquín Caparrós. Ander no tiró la puerta abajo ni mucho menos. Tímido como dicen que es quien le conoce, fue ganando confianza y protagonismo poco a poco. De hecho, en las tres primeras temporadas solo jugó 36 partidos.

Fue en el verano de 2011 cuando llegó Bielsa al Botxo e Iturraspe empezó a carburar a toda máquina. El ‘Loco’ lo puso de titular desde el principio y el de Abadiño respondió. El rendimiento del equipo no fue bueno al instante. El estilo alegre y ofensivo del míster argentino tardó en calar en la plantilla, y el Athletic no ganó hasta la jornada 7 en Anoeta ante la Real Sociedad. Pero una vez los jugadores asimilaron conceptos y se congraciaron con el entrenador, llegaron buenos resultados. Aquel año, Iturraspe jugó 35 partidos y anotó su primer gol en Liga: fue ante el Rayo en San Mamés, y es una muestra de que el mediocampista era más que un jugador defensivo y táctico:

Este partido, por cierto, tiene una curiosidad. Es la jornada 2 de Liga, pero la primera en disputarse realmente por la huelga de la Asociación de Futbolistas Españoles.

El siguiente año, Iturraspe seguiría siendo fundamental para Bielsa en el once, disputando 30 partidos, 27 de ellos como titular. Sin embargo, las bajas de Javi Martínez y Fernando Llorente dejaron al equipo tocado: fue eliminado de la Copa del Rey y de la Europa League a las primeras de cambio, y acabó 12º en Liga después d coquetear muchas jornadas con el descenso. Fue, además, la última temporada del viejo San Mamés.

Llega Valverde… y llega la Selección

Al terminar la temporada 12-13 se acaba la etapa de Bielsa en Bilbao y llega (vuelve) un ilustre del Athletic: Ernesto Valverde. Con él, Iturraspe seguiría siendo muy importante en otra gran temporada del equipo: acaba 4º, se clasifican para la previa de Champions League y obtiene su récord de puntos en Liga (70). El de Abadiño disputó 33 partidos en la competición doméstica y fue incluido, junto a su compañero Laporte, en el once ideal de la temporada de la Liga de Fútbol Profesional.

Es, además, la temporada de otra de las pistas: la de la expulsión de Ronaldo en San Mamés después de un manotazo a Gurpegi y una trifulca con el propio Iturraspe (y todo el Athletic, la verdad)

Aquel gran año le valió a Iturraspe la llamada de Vicente del Bosque para jugar con España. Estuvo en la preselección para ir al Mundial de Brasil, pero finalmente quedó fuera. Debutó y jugó los 90 minutos en un amistoso contra Bolivia, y solo jugaría otro partido con la Roja ante Francia en septiembre de 2014.

2014-2015: Comienzan las lesiones

La segunda temporada de Valverde en el banquillo del Botxo es la del regreso a la Champions League y, por tanto, un año de mucha ilusión en Bilbao. El Athletic empezó cargándose al Nápoles en la fase previa con una muy buena eliminatoria de Iturraspe, pero se estancó en la fase de grupos y acabó cayendo a la Europa League. En las competiciones nacionales, el rendimiento fue notable, acabando en 7ª posición en Liga y llegando a otra final de Copa, de nuevo perdida contra el Barça por 1-3.

En cuanto al de Abadiño, en febrero de 2015 empieza su pesadilla con las lesiones musculares. Esta primera le saca de los terrenos de juego varias jornadas y, cuando vuelve, no termina de recuperar su sitio. Además, su ausencia coincide con una gran segunda vuelta del equipo en contraste con una desastrosa primera mitad.

A partir de entonces, la carrera de Iturraspe deja de brillar. En la 15-16 apenas juega 16 partidos, aunque gana su primer y único título: la Supercopa de España. El siguiente año recupera algo de protagonismo (24 partidos), pero habitualmente desde el banquillo.

Con José Ángel Ziganda como entrenador en la 17-18 Iturraspe regresa al once tras superar otra lesión muscular y disputa 30 partidos, pero la temporada es muy mala para el equipo, quedando en 16ª posición y ganando solo 10 encuentros.

La 18-19 es la última de Iturraspe en el Athletic y disputa solo 3 partidos con Eduardo Berizzo, primero, y Gaizka Garitano después en el banquillo, en otro año marcado por las lesiones.

Salida al Espanyol

Quien le conoce decía en Marca que su aventura en Barcelona iba a durar poco. Y así fue. Iturraspe fichó por el Espanyol en la pretemporada de 2019. Jugó poco en Liga -8 partidos-, y bastante en Europa League y en Copa hasta la eliminación del equipo. Acabó acumulando 18 encuentros en un año aciago para el conjunto perico que acabó consumando su descenso a Segunda División.

Después de eso, y a pesar de tener solo 31 años, Iturraspe ha decidido retirarse del fútbol. Dicen que fue tentado en verano por el Sabadell, por el Birmingham e incluso que le llegaron ofertas de Australia y China. Pero, una vez más, nos encontramos a un tipo coherente con su forma de ser: alguien casero, apocado, al que ya le costó dejar su pueblo y sus amigos para jugar en el Athletic, por lo que ha preferido volver a su tierra a ganar más dinero con el deporte. Lo hace con un gran bagaje: 240 partidos y 3 goles en Liga, y más de 300 choques con el Athletic, siendo el segundo jugador del club en alcanzar esa cifra en el siglo XXI tras Yeste.

Foto: as.com

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Gudjohnsen, un islandés en el Mediterráneo

Seguramente es el mayor talento que ha dado el modesto e incipiente fútbol islandés en su historia. Desde luego, es el máximo goleador histórico con la selección de ese país (26 goles en 88 partidos) y el islandés, de los cinco que han jugado en España, que más partidos y tantos ha anotado en la Liga: 72 encuentros y 10 goles. Es Eidur Smári Gudjohnsen, y jugó en el Barcelona.

Este delantero ultra-nórdico llegó a Can Barça en la temporada 2006-2007 después de hacerlo muy bien en el Chelsea. Marcó 52 goles en 6 temporadas en la Premier sin ser un 9 puro. Su carrera comenzó en el Valur de su país cuando apenas era un niño, con 15 años. Pasó por PSV, Rejkýavik y Bolton Wanderers antes de recalar en los ‘blues’, donde le marcó a su siguiente club en unos octavos de final de vértigo en Stamford Bridge. 4-2 ganó el Chelsea aquel choque.

Gudjohnsen era un mediapunta de mucha clase, aunque, y sin que sirva de precedente tirando de tópicos, algo frío. En el equipo azulgrana jugó 72 partidos e hizo 10 goles. Su participación fue de más a menos: 14, 12 y 11 titularidades. Lo fichó Frank Rijkaard, algo que se notó cuando llegó Pep Guardiola al banquillo, que dejó de contar con él.

En la ciudad condal ganó títulos: una Supercopa de España y el famoso triplete en la primera temporada del entrenador de Santpedor: Liga, Copa y Champions League. Tras su etapa culé, después de tres temporadas y ya con 31 años, recorrió el mundo, casi literalmente: jugó en el Mónaco, Tottenham, Stoke City, Fulham, AEK, Círculo de Brujas, Brujas, de nuevo en el Bolton, Shijiazhuang Ever Bright de China, el Molde y el Pune City, de India. Siete países en total, más los cuatro (Islandia, Países Bajos, Inglaterra y España) donde ya había jugado antes.

Su fútbol le dio para llegar a la pasada Eurocopa de Francia en 2016, histórica para Islandia por ser la primera vez que llegaba a una fase final de un torneo internacional de este calado. Ahora, con las botas colgadas, ve cómo dos de sus hijos van a jugar en las categorías inferiores del Real Madrid. Casualidades de la vida.

Foto: us.as.com

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Márquez, imperioso azteca

Lo reconozco: nuestro futbolista de hoy no es un cualquiera. Ojo al palmarés en el Barcelona: cuatro Ligas, dos Ligas de Campeones, tres Supercopas de España, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y otro Mundial de Clubes. Sí, creo que no me dejo nada. No por ello Rafa Márquez deja de ser un currante.

Defensa central mexicano de mucha clase con el balón en los pies, rápido al corte, expeditivo, bueno por alto en las dos áreas y con un chut lejano bastante potente, Márquez llegó al Barça en la temporada 03/04 procedente del Mónaco. Frank Rijkaard comenzó su etapa culé en una temporada que fue claramente de menos a más. También fue la primera de Ronaldinho en la ciudad condal. La segunda vuelta fue muy buena, con 13 victorias en 15 partidos, y el Barça, que deambuló por la zona media hasta entonces, estuvo a punto de luchar por la Liga, que se llevó el Valencia. Márquez jugó 22 partidos, 17 como titular, y anotó 1 gol.

El año siguiente, con el sistema de juego ya consolidado, el defensa azteca se asentó en el once (34 partidos y 3 goles). El Barça volvió a campeonar con Ronaldinho y Eto’o en su mejor versión. Márquez forma parte del Barça de los tripletes. El primero, con el técnico holandés en el banquillo, en la 05/06: Liga, Championes League y Supercopa de España. El segundo, en la 08/09, la primera temporada con Pep Guardiola de entrenador: Liga, Champions y Copa del Rey. En la siguiente, la 09/10 y última del mexicano en Can Barça, Márquez ganó el título continental, además de las supercopas de España y Europa y el Mundial de Clubes.

Entre medias, Márquez ganó una Copa del Rey en la 06/07, en una de las ligas más igualadas que se recuerda y que terminó con el Real Madrid ganándola en la última jornada en Mallorca, con remontada incluida, y gracias al golaverage particular.

En total, el zaguero centroamericano jugó 163 partidos y marcó 9 goles como jugador azulgrana. Solo fue indiscutible en la segunda temporada, pero dejó detalles de indudable calidad. Tras sus años en España, Márquez jugó en el New York Red Bulls estadounidense, el León de su país y el Hellas Verona italiano.

Mención aparte merece su papel en la selección mexicana: es el tercer jugador que más partidos ha vestido la ‘tri’ con 148 encuentros en los que ha conseguido 15 goles. Ha jugado 5 Mundiales, un récord compartido con su compatriota Rafael Carbajal y el alemán Lothar Matthaus, todos ellos como capitán.

Foto: marca.com

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Jon Andoni Goikoetxea: extremo puro, fútbol de los 90

Si durante estas últimas semanas hemos visto jugadores que no han pasado a la Historia de Primera División en España, este caso es diferente. Jon Andoni Goikoetxea, es un clásico de nuestro fútbol, uno de los mejores jugadores que han pasado por nuestra Liga y por la Selección Española. Y quizá no sea lo suficientemente bien recordado.

Su carrera es la de ese jugador que rompe en un club modesto -Osasuna, en este caso- y va creciendo de manera sostenible hasta llegar a su mejor momento en una etapa histórica, la del Barcelona del ‘Dream Team’. Goiko debutó con 19 años en un Osasuna que, por entonces, disputaba la Copa de la UEFA. En El Sadar sorprendió este extremo derecho no muy alto (1,75 metros) por su velocidad y, sobre todo, su disparo. En tres temporadas en el conjunto navarro jugó 86 partidos y marcó 19 goles, un buen hacer que le valió para que Johann Cruyff se fijara en él.

Ya sabemos el gusto del entrenador holandés por el fútbol de bandas y preciosista, y Goikoetxea encajaba en ese perfil. Aún así, el Barça lo cedió dos años a la Real Sociedad para que se siguiera fogueando en Primera, en una operación por la que Bakero, Txiki Begiristain y López Rekarte acabaron en el Camp Nou. El extremo diestro fue un fijo en aquel equipo, dirigido el primer año por John Benjamin Toshack, y por Marco Antonio Boronat después: 74 partidos y 10 goles.

Fue en la temporada 90-91 cuando Goikoetxea llega a Can Barça, y donde se consolida como el gran jugador que recordamos. Así recordaba él mismo en ‘Fiebre Maldini’ cómo Cruyff llamó a casa de su abuela en Tolosa para decirle que, por fin, vestiría de azulgrana:

El año de Goiko en el Barça fue tan bueno (en números: 37 partidos y 3 goles) que Don Balón le dio el premio al Mejor Jugador Español de 1991. Era solo el comienzo de una época dorada para el equipo catalán, la primera realmente buena: 8 títulos, entre ellos la primera Copa de Europa, en un equipo de leyenda en el que él fue realmente protagonista. Goiko no solo era técnicamente bueno, no solo tenía llegada al área ni buen chut a portería. Tampoco era únicamente un buen centrador. Goiko, además, era un comodín. Como algún que otro futbolista para Cruyff, al irundarra lo puso en varias posiciones distintas: de extremo, de lateral derecho e izquierdo… En total, jugó 126 partidos en los que metió 6 goles.

En aquellos años no solo despuntó en el Barcelona. ¿Quién no recuerda su gol a Alemania en el Mundial de Estados Unidos de 1994?

Con la Roja, Goiko jugó 36 veces y anotó 3 goles. Fue un fijo, y de nuevo un comodín, para Javier Clemente. Después de ese Mundial, el del 94, el extremo recalaría en el Athletic, equipo del que formó parte. Disputó 92 partidos, aunque solo anotó 1 gol. El futbolista terminaría su carrera en Osasuna, en Segunda División, previo paso por el Yokohama Marinos japonés, donde probó fortuna en la 99-00 con su compañero Julio Salinas.

Foto: cope.es

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David Pirri: un canterano culé con nombre madridista

Nació en Sabadell, jugó en el Barcelona B, en aquella quinta del Mini de la que ya hablamos en la entrada de Luis Cembranos, e incluso debutó con el primer equipo en Copa Catalunya. Pero a David Almazán Abril el apodo ‘Pirri’ le viene del Real Madrid… de José Martínez, el ‘Pirri’ blanco. Lo llamaban así desde pequeñito y ni siquiera cuando entró en Can Barça, con 14 años, le quitaron el mote.

David Pirri, un interior izquierdo veloz, de mucho recorrido -llegó a jugar de lateral en algunas fases de su carrera- fue un auténtico trotamundos, un buscavidas. Al no hacer carrera en el Camp Nou se llevó sus maletas al Mérida de Primera (95-96), aunque la máxima categoría le duró un par de pestañeos: descenso, ascenso y, de nuevo, descenso a Segunda. Esas fueron sus primeras tres temporadas en Extremadura, de las cuatro que jugó allí. Aún así, David Pirri es uno de los nombres grabados en oro en la ciudad emeritense: allí disputó 48 partidos en Primera División. Curiosamente, lo de Pirri estaba de moda en aquel entonces, y en este club coincidió con su tocayo futbolístico Francisco Javier Mori, a quien también llamaban Pirri. La solución -muchos la recordaréis de los cromos- fue llamarlos David Pirri y Pirri Mori, respectivamente.

Después de 4 años en Mérida, David Pirri fichó por el Deportivo, aunque nunca vistió su camiseta. ¿Os acordáis de aquellas plantillas larguíiiiiisimas de Lendoiro? Pues Pirri era parte del excedente cada verano. Y así, fue cedido un año a Las Palmas, donde consiguió un ascenso a la élite, otra temporada al Numancia de Primera (00-01, 24 partidos) y al Sporting, en invierno de 2002, en Segunda.

Antes de continuar, un inciso: en 16 años como profesional, David Pirri hizo 13 goles concentrados en 5 temporadas. Además, nunca marcó en Primera. En el Sporting hizo 4, uno de ellos en un derbi asturiano al Real Oviedo:

Ni en Riazor, como se ve, ni en ninguno de esos tres clubes el jugador catalán se asentó, algo que sí ocurrió en su siguiente destino: Zaragoza.

El centrocampista llegó a una Romareda en horas bajas en la temporada 02-03: el equipo estaba en Segunda tras un año desastroso. Pero en el club maño consiguió sus mayores éxitos: un ascenso, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Jugó bastante el año en que subieron a Primera, no tanto en la máxima categoría (25 partidos en dos años).

Tras su paso por Aragón, David Pirri encararía su recta final en Albacete, en Segunda División, y en Mérida y su Sabadell natal en Segunda B.

Después de colgar las botas, el catalán se ha sentado en dos banquillos diferentes a nivel profesional: el del Sabadell y el del Terrassa. Lo curioso es que ahora mismo entrena a un equipo sub-16 en China, nada menos.

Foto: cope.es

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Luis Cembranos: recuerdos del Rayo ‘europeo’

Hablar de uno de los mejores Rayos de Primera es volver a la temporada 99/00, cuando el equipo acabó en novena posición y acabó clasificándose para la extinta Copa de la UEFA gracias a ser el equipo menos amonestado de Europa. No obstante, aquel equipo fue líder en las 4 primeras jornadas de Liga. Y en aquel equipo jugó nuestro protagonista de hoy: Luis Cembranos.

Este centrocampista de recorrido, buen toque y llegada al área rival nació en Lucerna (Suiza), ya que sus padres emigraron allí por motivos laborales. Es de la quinta del Mini (con paso intermedio por el Figueres), aquellos canteranos talentosos del Barcelona de Johann Cruyff (Óscar, Roger, Toni Velamazán, Quique Martín y De la Peña). Debutó con el primer equipo en la máxima categoría, disputando 3 partidos en la competición doméstica y 1 en Liga de Campeones.

Sin embargo, como acabó ocurriendo con sus compañeros del filial culé, Cembranos acabó cruzando la acera de la capital condal para jugar en el Espanyol. Allí se consolidó como futbolista de Primera. Jugó en 4 temporadas 70 partidos, y marcó 5 goles, aunque nunca fue un titular fijo para ninguno de los entrenadores que tuvo.

Para ver al mejor Luis Cembranos habría que esperar a que fichara por el Rayo, algo que hizo en el invierno de 1999, con el club en Segunda. Lo suyo en Vallecas fue llegar y besar el santo. Él mismo lo define como «la etapa más bonita de su vida«, al menos sus primeros años en Madrid. El centrocampista fue titular en esa media temporada, en la que disputó 21 partidos y anotó 6 goles. Para colmo, el Rayo subió a Primera.

Si esa temporada fue buena para el equipo franjirrojo, la 99/00 fue para enmarcar. Aquel Rayo de Keller, Poschner, Cota o Míchel no solo se salvó holgadamente, sino que acabó clasificándose para Europa gracias a su juego limpio. Cembranos, indiscutible: 35 partidos y 4 goles, fue el segundo jugador más utilizado por Juande Ramos. Además, le llegó el premio de jugar con España en el mes de enero.

El hispano-suizo siguió siendo protagonista en la siguiente temporada, la del estreno europeo. En Liga jugó menos, aunque marcó 9 goles, siendo el segundo máximo artillero del equipo. En la UEFA, alcanzó los cuartos de final, y solo el Alavés subcampeón lo apeó de la competición

A partir de ahí el centrocampista perdió paulatinamente protagonismo en el Rayo de Primera debido a una lesión de rodilla. En las siguientes dos temporadas solo jugó 25 partidos, y además el cuadro de Vallecas acabó con sus huesos en Segunda. Aún peor fue su final con la franjirroja, con un descenso a Segunda División B muy inesperado en la 03/04. Luis Cembranos acabó su etapa como futbolista en el Ponferrada Promesas.

Entrenador y vuelta a casa

En la actualidad, Luis Cembranos es entrenador. Ha sido el principal responsable de los banquillos de Huracán Z y Cultural Leonesa, ha acompañado a Luis Milla en sus aventuras en Lugo y Zaragoza, y ahora se encarga de entrenar al filial del Rayo. Un sueño para él, que ahora puede devolverle a un club que lleva «en el corazón» un final diferente al que firmó cuando dejó el equipo como futbolista, en Segunda B.

Además, si el Rayo 99/00 fue un ejemplo de juego limpio, sus chavales del Rayo B también lo son. En noviembre, esta temporada, se enfrentaban a Los Yébenes. El Rayo Vallecano B había marcado el 1-0 con un rival lesionado, en el suelo. En la siguiente jugada, por orden de Cembranos, se dejó empatar. El Rayo B acabó ganando 4-1.

Foto: cope.es

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Sylvinho: talento brasileño para Celta y Barça

Llegó a Balaídos en 2001 procedente del Arsenal. Estuvo tres temporadas en Vigo, y dejó detalles de calidad como este:

Sylvio Mendes Campos Junior, ‘Sylvinho’, le metía este gol al Barcelona en su segunda temporada en el Celta. En el club celeste estuvo tres temporadas. Allí llegó procedente de Inglaterra, donde jugó dos años en el Arsenal, siendo titular habitual con Arsène Wenger. Sylvinho empezó su etapa profesional en el Corintianhs brasileño, donde en cinco temporadas lo ganó todo a nivel nacional: dos Brasileirãos y una copa doméstica.

Las tres temporadas en el Celta dejaron un buen recuerdo en la afición de Balaídos. Sylvinho era un lateral izquierdo típico brasileño: talentoso con el balón en los pies, gustaba de recorrer la banda y llegar con soltura al ataque, donde destacaba más que en defensa. En el equipo gallego jugó 107 partidos y anotó un gol. Formó parte de un equipo que hizo historia, con dos participaciones en la Copa de la UEFA y una, la única hasta la fecha, en Champions League. Un año agridulce, la temporada 03-04, que también significó el descenso del equipo a Segunda División y la marcha de muchas de sus estrellas, Sylvinho entre ellas.

De esta manera, el brasileño llegaba al Barcelona. En el Camp Nou nunca fue titular indiscutible, pero lo ganó todo. Sylvinho tuvo que competir con Gio Van Bronckhorst y Eric Abidal para jugar, pero disfrutó de una de las mejores etapas en la historia culé, primero con Frank Rikjaard y después con Pep Guardiola en el banquillo. En 5 temporadas en Can Barça jugó 89 partidos y metió 2 goles. Ganó 3 Ligas, dos Supercopas de España, dos Champions y una Copa del Rey. Y además, aprendió catalán:

Al salir del Barça, Sylvinho fichó por el Manchester City, en la que iba a ser su última temporada en Europa, la 09/10. Además, jugó 6 partidos con la Selección Brasileña.

Tras su retirada, el brasileño ha ejercido de segundo entrenador en varios equipos de su país como Cruzeiro, Sport Recife, Náutico y Corintianhs, además de en el Inter de Milán. Actualmente es asistente técnico del combinado carioca.

Foto: elpais.com

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Larsson: el goleador currante

Anoche, el Sevilla volvió a ganar la UEFA Europa League. Esta competición parece estar hecha a medida del club hispalense y de su entrenador, Unai Emery… ¿Pero sabéis quién es el máximo goleador histórico de este torneo? Henrik Larsson, con 40 goles. Él es el protagonista hoy en Yo jugué en Primera.

Larsson es uno de esos grandes jugadores que suele caer bien a todo el mundo. Simpático y amable ante los medios y la opinión pública, el delantero sueco aunaba dentro del campo capacidad de trabajo y una envidiable voracidad goleadora.

El ariete comenzó su carrera en su país, en el Högaborgs, con solo 17 años, y el Helsinborgs, equipo de su ciudad natal. En 125 partidos en Suecia marcó 74 goles, lo que llamó la atención del Feyenoord. En los Países Bajos estuvo cuatro temporadas en las que jugó 149 partidos y anotó 42 goles.

Su ya demostrada capacidad anotadora le llevó al club de su vida: el Celtic de Glasgow. Larsson vivió en Escocia siete temporadas, en las que ganó cuatro ligas, dos Copas de la Liga y otras dos Copas de Escocia. En el contexto de la época, en la que solo Glasgow Rangers y el cuadro de los católicos ganaban los campeonatos (desde 1985 no la gana otro equipo, el Aberdeen), quizá no tenga mucho mérito. Sin embargo, si decimos que en 313 partidos con la camiseta céltica, Larsson hizo 242 goles, se entienda la grandeza de este jugador.

La gran oportunidad le llegó al goleador nórdico en 2004. Larsson abandonó Glasgow cuando Frank Rijkaard le llamó para fichar por el Barcelona. Con 33 años el ariete por fin jugaría en un equipo de primer nivel mundial. Y lo aprovechó.

Es cierto que en su primera temporada en Can Barça, Larsson solo disputó 12 partidos, haciendo 3 goles. Aquel año el conjunto azulgrana se llevó la Liga. Pero aún quedaba lo mejor para el equipo y para el sueco.

La temporada 2005-2006 se recuerda en Barcelona como el inicio de una época dorada. El Barça consiguió la Supercopa de España nada más comenzar el año futbolístico, Larsson participó mucho más (28 partidos y 10 goles), y los de Rijkaard se alzarían con Liga y Liga de Campeones, trofeo este último que ganarían 14 años después de conseguir el primero. Estos son todos los goles del sueco con la camiseta culé:

Tras abandonar Cataluña, Larsson probó suerte en el Manchester United, donde no tuvo muchas oportunidades. Por ello, volvió a su país para jugar en el Helsingborgs. Allí volvió a despuntar marcando 54 goles en 107 partidos. Sus últimos clubes como futbolista serían el Raa y el Högaborgs, en Suecia. Además, es el cuarto máximo goleador con la selección de su país (37 goles en 106 encuentros).

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Claudio López: el Piojo que picó a Mestalla

Corren tiempos convulsos en el Valencia Club de Fútbol. La entidad che vive una temporada de malos resultados, sobre todo en Mestalla, que le dejan más cerca del descenso que de los puestos de acceso a competiciones europeas. Tampoco ha sido el año del club ni en Champions League, ni en Europa League ni en la Copa del Rey. En la grada valencianista echan de menos tiempos mejores en el que disfrutaban de referencias en el terreno de juego, como lo era Claudio Javier López.

El argentino fue una auténtica referencia ofensiva en el Valencia de finales de siglo XX y principios del XXI. Llegó a Paterna en el verano de 1996, tras una temporada en la que el conjunto blanquinegro había alcanzado un inesperado segundo puesto de la mano de Luis Aragonés. En ese mercado de fichajes se marcharon del club valenciano Mijatovic, Viola y Mazinho, base de aquel subcampeón de Liga.

Para paliar esas bajas, la entidad de Mestalla estructuró su plantilla a base de estrellas reconocidas en su última etapa y nuevos jóvenes valores. Entre las primeras, Romario o un joven Karpin; entre las segundas, el Piojo.

En su primer año, Claudio López lo tuvo difícil. Tras la destitución del Sabio de Hortaleza, no gozó de la total confianza de Jorge Valdano. En esa temporada, el ariete solo hizo 3 goles en 32 partidos.

La 97-98 empezó mal para el Valencia y para el Piojo. Valdano casi le deja sin ficha por exceso de extracomunitarios, y el club ocupó puestos muy bajos en la clasificación. El entrenador argentino fue cesado en la jornada 4 y al banquillo llegó Claudio Ranieri. Y la suerte del delantero valencianista cambió. El fútbol de contraataque del preparador italiano favorecía a Claudio López por su velocidad. El de Río Tercero anotó esa temporada 12 goles en otros 32 encuentros. Dos de ellos, en esta memorable victoria valencianista en el Camp Nou:

La explosión definitiva del Piojo se produjo en el siguiente año. Con Ranieri en el banquillo y una plantilla para la Historia del Valencia (Cañizares, Angloma, Djukic, Carboni, Mendieta, Farinós, Milla, Angulo o Illie, entre otros), el equipo ganó la Copa del Rey en una final memorable ante el Atlético. Además, Claudio López quedó segundo en la tabla de goleadores con 21 tantos en 32 partidos, solo por detrás de Raúl.

La temporada 99-00 supuso otro hito en la trayectoria del conjunto che y del Piojo López. El Valencia comenzó ganando en agosto la Supercopa de España frente al Barcelona y acabó alcanzó la final de la Champions League, en la que perdió por 3-0 frente al Real Madrid. Era la última final con el Valencia para el goleador argentino, que en ese año acumuló 11 goles en 34 choques disputados. En total, 182 partidos y 72 goles con el club de Mestalla.

 

Posteriormente, Claudio López fichó por la Lazio italiana. Después volvería a su continente para jugar en el América de México, el Racing de Avellaneda, el Kansas City Wizards y el Colorado Rapids.

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