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Maduro: un secundario con susto en el corazón

En la prolífica cantera del Ajax de Ámsterdam había un futbolista, allá por 2004, que destacaba por encima de todos. Aquello era singular, porque de los Países Bajos suelen trascender jugadores ofensivos y creativos, pero en esa ocasión quien sobresalía era un centrocampista defensivo. Y es que el mejor jugador emergente de ese año en el histórico equipo neerlandés fue Hedwiges Maduro.

Tenía por entonces 19 años y un día recibió la llamada de una leyenda del fútbol mundial. Era Ronald Koeman, entrenador por entonces del primer equipo del Ajax, quien le quería probar en la Eredivisie. Debuta en febrero de 2005 contra el Roda y enseguida su carrera acelera: varios partidos en liga, en Europa League y primera convocatoria con la selección holandesa. Con apenas 20 años, Maduro ya gana títulos (dos supercopas y una copa domésticas) y va al Mundial de Alemania de 2006.

Su estancia en el Amsterdam Arena se prolongaría hasta 2008, cuando este medio defensivo robusto y poderoso en el juego aéreo acababa contrato. Maduro sabía que tenía a varios equipos de Europa siguiéndole y se negó a renovar con el Ajax, así que el club se la devolvió apartándole del primer equipo. Y entonces llega de nuevo él, su mentor: Ronald Koeman

Maduro llega al Valencia en un annus horribilis

En menudo año llega este neerlandés al club che. Koeman entrena a un vestuario roto después de apartar a tres ídolos del Valencia: Cañizares, Angulo y Albelda. El equipo lleva exactamente 7 partidos sin ganar en Liga el día en que se anuncia el fichaje de Maduro, el 18 de enero de 2008. Y acabarían siendo 9.

El Valencia coquetea y mucho toda la temporada con los puestos de descenso. Gana una Copa del Rey, sí, pero ni siquiera ese título le quita el título de «catastrófica» a la 07-08. Pasaron por el banquillo cuatro entrenadores: Quique Sánchez Flores, Óscar Fernández, Koeman (con quien ganan la competición del KO pero al que destituyen a falta de 4 jornadas) y el sempiterno Voro. Maduro juega 11 partidos en media temporada, y lo hace especialmente con su compatriota.

Al año siguiente llega al equipo Unai Emery, y las aguas empiezan a volver a su cauce en el siempre turbulento río valencianista. Hedwiges empieza sin contar para el vasco (de hecho, no debuta en Liga hasta la jornada 12), pero poco a poco va ganando protagonismo. Quienes seguían de cerca los entrenamientos del Valencia aquel año dicen que convenció al de Hondarribia con su trabajo diario. Al final, 22 partidos en competición regular, 6 en Europa League y 1 gol, el que le marcó al Barcelona en Mestalla en la jornada 33:

Sin embargo, Maduro no termina de tirar la puerta abajo en el club. En las siguientes 3 temporadas suma en total 43 partidos en Liga y 1 gol. Su competencia en el vestuario le ganaba siempre la partida tanto en el puesto de central como en la medular. Eso y una lesión de tobillo que le tiene en blanco en la 11/12 hacen que rechace una oferta de renovación y haga las maletas hacia el sur de España… con un susto de salud de por medio.

Malformación congénita en el corazón

Ese es el diagnóstico que recibió Maduro cuando detectaron que algo no iba bien. Una anomalía cardíaca congénita que hizo tambalearse su carrera deportiva en el verano de 2012, justo cuando fichó por el Sevilla. Finalmente, todo quedó en un susto, y pudo seguir jugando al fútbol, aunque debía vigilar muy de cerca su estado físico.

En cuanto a lo deportivo, Maduro cambió de equipo pero siguió en la misma dinámica. Más que nunca en su primera temporada en el club hispalense fue el jugador número 12. Fue titular con Míchel en la primera vuelta, pero tras su destitución (después de una derrota en Mestalla, casualidades de la vida), volvió a perder protagonismo de la mano de un viejo conocido: Unai Emery. Bajo las órdenes del guipuzcoano de nuevo, Maduro volvió a ver relegado su papel, aunque continuó teniendo minutos entrando como suplente. Al final, jugó 26 partidos en Primera y 4 de Copa del Rey.

Fueron los últimos partidos de Maduro en la liga española, porque la 13/14 la pasó en blanco hasta el mercado de invierno. De hecho, el fichaje a última hora de Iborra le dejó sin ficha. En enero ficha por el PAOK de Salónica griego, después juega con el Groningen de su país y acaba sus días como profesional en el Omonia chipriota.

Sus números totales en nuestra Liga: 102 partidos y 2 goles en 6 temporadas y media. Y aunque pueda parecer lo contrario, este holandés guarda muy buen recuerdo de Emery, a quien llama «maestro».

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Iturraspe, el pulmón del mejor Athletic de la década

Solo una persona acertó la adivinanza que lancé este lunes por redes sociales respecto al protagonista de esta semana en ‘Yo jugué en Primera’. Buscaba a un jugador que jugó una final de Copa del Rey, que hizo un partidazo en Old Trafford, que estuvo en un 11 ideal de una temporada de LaLiga, que fue entrenado por Ernesto Valverde y que provocó la expulsión de Cristiano Ronaldo.

Me dijisteis Eneko Bóveda, Gurpegi, Gabi y hasta Crespo, aquel lateral del Córdoba que le marcó y exasperó en el Nuevo Arcángel. Pero el futbolista al que me refería es Ander Iturraspe, uno de los representantes del mejor Athletic Club de la década 2010-2020, al menos para mí: el de Marcelo Bielsa.

Con el argentino, este centrocampista de corte defensivo jugó a un gran nivel, dando mucho equilibrio y sosteniendo una medular por Ander Herrera y De Marcos. Fue aquel año cuando el Athletic –y aquí están 2 de las pistas– jugó dos finales: en la Copa del Rey y en la UEFA Europa League después de una exhibición de fútbol en Old Trafford ante el Manchester United en octavos de final.

El equipo bilbaíno llegaba a una final europea 35 años después después de sortear rivales de la talla del PSG, el Schalke 04 y el propio United. En aquel partido histórico, no obstante, caería ante el Atlético por 3-0, resultado idéntico cosechado en la final de Copa ante el Barcelona.

Los inicios de Iturraspe

En cualquier caso, la trayectoria de Iturraspe en el fútbol profesional comenzó unos años antes. Natural de Abadiño (Bizkaia), ingresó muy joven en Lezama y fue formándose en las categorías inferiores del club rojiblanco hasta llegar al primer equipo con Joaquín Caparrós. Ander no tiró la puerta abajo ni mucho menos. Tímido como dicen que es quien le conoce, fue ganando confianza y protagonismo poco a poco. De hecho, en las tres primeras temporadas solo jugó 36 partidos.

Fue en el verano de 2011 cuando llegó Bielsa al Botxo e Iturraspe empezó a carburar a toda máquina. El ‘Loco’ lo puso de titular desde el principio y el de Abadiño respondió. El rendimiento del equipo no fue bueno al instante. El estilo alegre y ofensivo del míster argentino tardó en calar en la plantilla, y el Athletic no ganó hasta la jornada 7 en Anoeta ante la Real Sociedad. Pero una vez los jugadores asimilaron conceptos y se congraciaron con el entrenador, llegaron buenos resultados. Aquel año, Iturraspe jugó 35 partidos y anotó su primer gol en Liga: fue ante el Rayo en San Mamés, y es una muestra de que el mediocampista era más que un jugador defensivo y táctico:

Este partido, por cierto, tiene una curiosidad. Es la jornada 2 de Liga, pero la primera en disputarse realmente por la huelga de la Asociación de Futbolistas Españoles.

El siguiente año, Iturraspe seguiría siendo fundamental para Bielsa en el once, disputando 30 partidos, 27 de ellos como titular. Sin embargo, las bajas de Javi Martínez y Fernando Llorente dejaron al equipo tocado: fue eliminado de la Copa del Rey y de la Europa League a las primeras de cambio, y acabó 12º en Liga después d coquetear muchas jornadas con el descenso. Fue, además, la última temporada del viejo San Mamés.

Llega Valverde… y llega la Selección

Al terminar la temporada 12-13 se acaba la etapa de Bielsa en Bilbao y llega (vuelve) un ilustre del Athletic: Ernesto Valverde. Con él, Iturraspe seguiría siendo muy importante en otra gran temporada del equipo: acaba 4º, se clasifican para la previa de Champions League y obtiene su récord de puntos en Liga (70). El de Abadiño disputó 33 partidos en la competición doméstica y fue incluido, junto a su compañero Laporte, en el once ideal de la temporada de la Liga de Fútbol Profesional.

Es, además, la temporada de otra de las pistas: la de la expulsión de Ronaldo en San Mamés después de un manotazo a Gurpegi y una trifulca con el propio Iturraspe (y todo el Athletic, la verdad)

Aquel gran año le valió a Iturraspe la llamada de Vicente del Bosque para jugar con España. Estuvo en la preselección para ir al Mundial de Brasil, pero finalmente quedó fuera. Debutó y jugó los 90 minutos en un amistoso contra Bolivia, y solo jugaría otro partido con la Roja ante Francia en septiembre de 2014.

2014-2015: Comienzan las lesiones

La segunda temporada de Valverde en el banquillo del Botxo es la del regreso a la Champions League y, por tanto, un año de mucha ilusión en Bilbao. El Athletic empezó cargándose al Nápoles en la fase previa con una muy buena eliminatoria de Iturraspe, pero se estancó en la fase de grupos y acabó cayendo a la Europa League. En las competiciones nacionales, el rendimiento fue notable, acabando en 7ª posición en Liga y llegando a otra final de Copa, de nuevo perdida contra el Barça por 1-3.

En cuanto al de Abadiño, en febrero de 2015 empieza su pesadilla con las lesiones musculares. Esta primera le saca de los terrenos de juego varias jornadas y, cuando vuelve, no termina de recuperar su sitio. Además, su ausencia coincide con una gran segunda vuelta del equipo en contraste con una desastrosa primera mitad.

A partir de entonces, la carrera de Iturraspe deja de brillar. En la 15-16 apenas juega 16 partidos, aunque gana su primer y único título: la Supercopa de España. El siguiente año recupera algo de protagonismo (24 partidos), pero habitualmente desde el banquillo.

Con José Ángel Ziganda como entrenador en la 17-18 Iturraspe regresa al once tras superar otra lesión muscular y disputa 30 partidos, pero la temporada es muy mala para el equipo, quedando en 16ª posición y ganando solo 10 encuentros.

La 18-19 es la última de Iturraspe en el Athletic y disputa solo 3 partidos con Eduardo Berizzo, primero, y Gaizka Garitano después en el banquillo, en otro año marcado por las lesiones.

Salida al Espanyol

Quien le conoce decía en Marca que su aventura en Barcelona iba a durar poco. Y así fue. Iturraspe fichó por el Espanyol en la pretemporada de 2019. Jugó poco en Liga -8 partidos-, y bastante en Europa League y en Copa hasta la eliminación del equipo. Acabó acumulando 18 encuentros en un año aciago para el conjunto perico que acabó consumando su descenso a Segunda División.

Después de eso, y a pesar de tener solo 31 años, Iturraspe ha decidido retirarse del fútbol. Dicen que fue tentado en verano por el Sabadell, por el Birmingham e incluso que le llegaron ofertas de Australia y China. Pero, una vez más, nos encontramos a un tipo coherente con su forma de ser: alguien casero, apocado, al que ya le costó dejar su pueblo y sus amigos para jugar en el Athletic, por lo que ha preferido volver a su tierra a ganar más dinero con el deporte. Lo hace con un gran bagaje: 240 partidos y 3 goles en Liga, y más de 300 choques con el Athletic, siendo el segundo jugador del club en alcanzar esa cifra en el siglo XXI tras Yeste.

Foto: as.com

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Solozábal, el capitán del doblete

Seguimos con jugadores del Atlético de Madrid. En esta ocasión, otro icono de los 90 (como Aguilera, de su quinta), con 8 temporadas en el primer equipo, 1 liga, 3 copas del Rey, 231 partidos y 3 goles a sus espaldas. Y además capitán (en la práctica) el año del doblete: Roberto Solozábal.

Lo de capitán «en la práctica» es porque, en realidad, la capitanía en la 95/96 la ostentaba Tomás Reñones, pero al apenas jugar este de titular, el brazalete lo llevaba Solozábal. Un central zurdo cuyas fortalezas estaban en su capacidad física y táctica, su liderazgo y su inteligencia. Una muestra -y una curiosidad- de su buen hacer es que, en una época en la que el fútbol era más agresivo, fue un defensa de élite que nunca fue expulsado con roja directa.

La trayectoria de Solozábal

La carrera futbolística de este madrileño se remonta a finales de los 80. Debuta en la jornada 1 de la 89/90 frente al Valencia en Mestalla. Solo juega 10 partidos esa temporada en la que el Atleti tiene 3 entrenadores: Javier Clemente (que luego lo llevaría a la Selección Española; Antonio Briones y Joaquín Peiró).

Es el siguiente año cuando Solozábal se hace con la titularidad en el eje de la zaga colchonera haciendo pareja con Juanito: 36 partidos (todos como titular) y 2 goles, curiosamente anotados en un mismo partido: ante Osasuna en Pamplona. Aquí tenéis un amplio resumen:

Aquella temporada y la siguiente son de éxitos para los del Vicente Calderón, ganando 2 copas del Rey consecutivas.

A partir de 1990 Solozábal fue indiscutible para prácticamente todos sus entrenadores. Solo en la 93/94 perdió protagonismo en un año rarísimo para el club rojiblanco, con hasta 6 entrenadores en su banquillo.

Su buen rendimiento a principios de los 90 propicia la llamada para jugar con España. Llega a disputar 12 partidos, pero sin duda se le recordará por ser capitán y parte de la Selección olímpica que ganó el oro en los Juegos de Barcelona de 1992. Aquí tenéis el partido completo de la final contra Polonia:

El año del doblete

La temporada 95/96 está grabada a fuego y con honores en la memoria colectiva de los atléticos. Con Radomir Antic en el banquillo, el equipo ganó otra Copa del Rey más, y, tras 19 años de sequía, la Liga. En aquel 11 titular, junto a los Molina, Caminero, Pantic o Kiko, estaba Solozábal. 40 partidos y 40 titularidades en un año histórico.

El central aún aguantó una temporada más con la colchonera, pero su relación con Antic se quebró. Según él mismo, el serbio no lo quería en su equipo. Lo que supimos entonces, lo que trascendió, es que todo estalló cuando lo quiso poner de lateral izquierdo ante el Barcelona y él se negó. Aquello acabó con su etapa en Madrid.

Fichaje por el Betis

De un ilustre a otro. De vestir de rojiblanco a hacerlo con las 13 barras. Luis Aragonés iba a comandar la nave del Betis en la 97/98 y llamó a Solozábal: «Roberto, ¿te vienes?». El madrileño, que ya había sido entrenado por El Sabio de Hortaleza, dijo que sí.

Sin embargo, el defensa solo fue fijo el año de Aragonés en el total de sus 4 temporadas en Sevilla (sin contar a Vicente Cantatore, que duró 7 jornadas al inicio de la 98/99). Desde que Luis dimitió en la pretemporada de 1998, Solozábal fue perdiendo protagonismo progresivamente. En su primer año en Heliópolis jugó 26 partidos. En la 98/99, solo 15. Después, únicamente disputó 1 encuentro en 2 años.

Eso sí, uno de los recuerdos dulces que le quedarán a Solozábal de su paso por el Betis fue esta victoria en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid. Jornada 5 de la 98/99. El equipo verdiblanco había empezado mal: 2 empates y 2 derrotas. Y entonces llegó Finidi a la Castellana:

Solozábal dejó el Betis tras ser apartado por su enfrentamiento con el presidente, Manuel Ruiz de Lopera, por pedir algo tan simple como que pagara a la plantilla. Se retiró al instante, con solo 31 años y sin lesiones de por medio.

Una decisión que no era sorprendente para los que lo conocían. Para Solozábal el fútbol había sido «un medio para ganar tiempo». Fue un jugador de primer nivel, pero nunca fue una gran estrella. Ni quiso serlo. Iba a entrenar en su Seat Ibiza, una rara avis entre los coches de lujo de sus compañeros. Tras abandonar el balompié, se ha dedicado a practicar otros deportes que le apasionan, como el ciclismo.

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Aguilera: una leyenda atlética de récord

¿Cuántos defensas de los 90 y los 2000 recordáis que empezaran sus días como delanteros? A mí me salen Geli, varios extremos del Athletic que han acabado como laterales (Javi González o De Marcos) y nuestro protagonista de esta semana: Carlos Aguilera.

Aquel delantero menudo y rápido del Atlético Madrileño (el actual Atlético B) acabó triunfando en el fútbol español como lateral derecho. Es una leyenda del conjunto colchonero y las cifras lo refrendan: es el quinto jugador con más partidos oficiales con la camiseta rojiblanca (456) y el tercero en Liga (365 entre Primera y Segunda División).

El idilio con el Atleti empezó para Aguilera un 26 de marzo de 1988 en Gijón, cuando en el minuto 75 sustituyó a Marcos Alonso para debutar en la máxima categoría. El Sporting venció 2-0 aquel partido, pero el del barrio madrileño de San Cristóbal de los Ángeles gustó a su parroquia. Aquella temporada participaría en 6 partidos.

A partir de ahí, encadenó 5 temporadas seguidas en el primer equipo. De ser un jugador ofensivo (delantero o, principalmente, mediocentro de banda derecha), pasó a ser lateral derecho. Fue entrenado por Menotti, Javier Clemente o Luis Aragonés; y jugó junto a Abel Resino, Donato o Futre. Sin embargó, nunca fue titular indiscutible. Disputó 90 partidos y metió 7 goles en ese lustro, como este ante el Betis en 1989:

En esa etapa sumó 2 copas del Rey a su palmarés, pero el verano de 1993 hizo las maletas y se fue a Canarias.

Ficha por el Tenerife

La falta de oportunidades obliga a Aguilera a cambiar Madrid por Santa Cruz de Tenerife. El equipo chicharrero vivía buenos momentos en Primera División de la mano de Jorge Valdano, y el lateral madrileño es titular en su primera temporada en la isla: 34 partidos y 1 gol.

Aquel año el Tenerife debuta en Europa jugando la Copa de la UEFA, y Aguilera marcó en el partido más importante (hasta entonces) de la historia del club: la vuelta de octavos de final ante la Juventus. El Tenerife ganó 2-1, pero el 3-0 en contra de la ida acabó eliminándolo.

La siguiente temporada, la 94-95, Aguilera vuelve a ser relegado al banquillo bajo la dirección de Vicente Cantatore. Solo juega 15 partidos. Sin embargo, despliega su mejor fútbol con Jupp Heynckes en la 95-96 en un año fantástico en Tenerife: 39 partidos, 5 goles y, por segunda vez, el club consigue su mejor clasificación histórica en Primera (5º puesto), accediendo de nuevo a la Copa de la UEFA.

Fue también la temporada del doblete de su Atleti, equipo contra el que jugó en la jornada 41. Los de Antic necesitaban puntuar para depender de sí mismos en la última jornada y Aguilera casi lo estropea (ved el minuto 2:20…):

Aquellos buenos años en Canarias le valieron al madrileño para revalorizarse como futbolista. Pero en realidad fue una desgracia personal lo que acabó haciéndole retornar a Madrid: la muerte de su hermano.

Segunda etapa en el Atleti: de jugar Liga de Campeones a Segunda

Aguilera volvió al Atlético la temporada 96/97. El club acababa de completar su año más exitoso con el famoso doblete, y Radomir Antic tenía una plantilla ambiciosa: Kiko, Simeone, Pantic, Esnáider… El lateral volvía para ser importante y lo fue: jugó 31 partidos en Liga.

Sin embargo, el Atleti no cumplió con las expectativas y acabó 5º en la competición doméstica. Peor fue el siguiente año. La 98/99 empezó con ilusión a orillas del Manzanares con la llegada de Arrigo Sacchi al banquillo rojiblanco, pero el Atleti acabó recurriendo a Antic de nuevo ante el peligro de descenso. El equipo acabó 13º, con Aguilera jugando 27 partidos y anotando 1 gol.

Su experiencia, sus galones y ser el tipo de carrilero que a Clemente le gustaba le valió para estar con España en el Mundial de Francia de 1998. En total, con la Selección jugó 7 partidos. Uno de ellos, aquel 6-1 a Bulgaria que no nos sirvió para clasificarnos a octavos de final del campeonato del mundo:

Descenso a Segunda

Aquella tendencia al desastre del Atleti se consumó la temporada 98/99. Ya hemos hablado del descenso a los infiernos del club en la entrada de Hasselbaink, y no hay mucho más que añadir. El año fue horroroso en todos los sentidos, aunque Aguilera siguió siendo titular (29 partidos y 1 gol) y estrenando brazalete de capitán.

Esa capitanía convirtió a Aguilera en un jugador fundamental en la travesía por el desierto de Segunda del Atlético de Madrid. Fue titular indiscutible en esas dos temporadas y aportó mucho en ataque: 78 partidos y 14 goles. Uno de ellos, este al su ex equipo (el Tenerife) en 2002. En este resumen hay jugadas que resumen muy bien su faceta ofensiva: jugador pegado a la cal, rápido y que saca buenos centros.

Al 15 del Atleti aún le dio tiempo para disfrutar de 3 temporadas en la élite en las que jugó 77 partidos, anotó 2 goles y cedió el brazalete a otra leyenda del equipo y del fútbol patrio: Fernando Torres.

PD: Con Torres, aparte de la capitanía, tiene otra particularidad en común: sufrir un paro cardíaco con la camiseta del Atlético. Al ‘Niño’ le ocurrió en Riazor en 2017 y a Aguilera en Huelva en 2003. Dos leyendas colchoneras que se dejaron la vida por el escudo. Casi literalmente.

Foto: foro indiosrojiblancos

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Gudjohnsen, un islandés en el Mediterráneo

Seguramente es el mayor talento que ha dado el modesto e incipiente fútbol islandés en su historia. Desde luego, es el máximo goleador histórico con la selección de ese país (26 goles en 88 partidos) y el islandés, de los cinco que han jugado en España, que más partidos y tantos ha anotado en la Liga: 72 encuentros y 10 goles. Es Eidur Smári Gudjohnsen, y jugó en el Barcelona.

Este delantero ultra-nórdico llegó a Can Barça en la temporada 2006-2007 después de hacerlo muy bien en el Chelsea. Marcó 52 goles en 6 temporadas en la Premier sin ser un 9 puro. Su carrera comenzó en el Valur de su país cuando apenas era un niño, con 15 años. Pasó por PSV, Rejkýavik y Bolton Wanderers antes de recalar en los ‘blues’, donde le marcó a su siguiente club en unos octavos de final de vértigo en Stamford Bridge. 4-2 ganó el Chelsea aquel choque.

Gudjohnsen era un mediapunta de mucha clase, aunque, y sin que sirva de precedente tirando de tópicos, algo frío. En el equipo azulgrana jugó 72 partidos e hizo 10 goles. Su participación fue de más a menos: 14, 12 y 11 titularidades. Lo fichó Frank Rijkaard, algo que se notó cuando llegó Pep Guardiola al banquillo, que dejó de contar con él.

En la ciudad condal ganó títulos: una Supercopa de España y el famoso triplete en la primera temporada del entrenador de Santpedor: Liga, Copa y Champions League. Tras su etapa culé, después de tres temporadas y ya con 31 años, recorrió el mundo, casi literalmente: jugó en el Mónaco, Tottenham, Stoke City, Fulham, AEK, Círculo de Brujas, Brujas, de nuevo en el Bolton, Shijiazhuang Ever Bright de China, el Molde y el Pune City, de India. Siete países en total, más los cuatro (Islandia, Países Bajos, Inglaterra y España) donde ya había jugado antes.

Su fútbol le dio para llegar a la pasada Eurocopa de Francia en 2016, histórica para Islandia por ser la primera vez que llegaba a una fase final de un torneo internacional de este calado. Ahora, con las botas colgadas, ve cómo dos de sus hijos van a jugar en las categorías inferiores del Real Madrid. Casualidades de la vida.

Foto: us.as.com

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Márquez, imperioso azteca

Lo reconozco: nuestro futbolista de hoy no es un cualquiera. Ojo al palmarés en el Barcelona: cuatro Ligas, dos Ligas de Campeones, tres Supercopas de España, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y otro Mundial de Clubes. Sí, creo que no me dejo nada. No por ello Rafa Márquez deja de ser un currante.

Defensa central mexicano de mucha clase con el balón en los pies, rápido al corte, expeditivo, bueno por alto en las dos áreas y con un chut lejano bastante potente, Márquez llegó al Barça en la temporada 03/04 procedente del Mónaco. Frank Rijkaard comenzó su etapa culé en una temporada que fue claramente de menos a más. También fue la primera de Ronaldinho en la ciudad condal. La segunda vuelta fue muy buena, con 13 victorias en 15 partidos, y el Barça, que deambuló por la zona media hasta entonces, estuvo a punto de luchar por la Liga, que se llevó el Valencia. Márquez jugó 22 partidos, 17 como titular, y anotó 1 gol.

El año siguiente, con el sistema de juego ya consolidado, el defensa azteca se asentó en el once (34 partidos y 3 goles). El Barça volvió a campeonar con Ronaldinho y Eto’o en su mejor versión. Márquez forma parte del Barça de los tripletes. El primero, con el técnico holandés en el banquillo, en la 05/06: Liga, Championes League y Supercopa de España. El segundo, en la 08/09, la primera temporada con Pep Guardiola de entrenador: Liga, Champions y Copa del Rey. En la siguiente, la 09/10 y última del mexicano en Can Barça, Márquez ganó el título continental, además de las supercopas de España y Europa y el Mundial de Clubes.

Entre medias, Márquez ganó una Copa del Rey en la 06/07, en una de las ligas más igualadas que se recuerda y que terminó con el Real Madrid ganándola en la última jornada en Mallorca, con remontada incluida, y gracias al golaverage particular.

En total, el zaguero centroamericano jugó 163 partidos y marcó 9 goles como jugador azulgrana. Solo fue indiscutible en la segunda temporada, pero dejó detalles de indudable calidad. Tras sus años en España, Márquez jugó en el New York Red Bulls estadounidense, el León de su país y el Hellas Verona italiano.

Mención aparte merece su papel en la selección mexicana: es el tercer jugador que más partidos ha vestido la ‘tri’ con 148 encuentros en los que ha conseguido 15 goles. Ha jugado 5 Mundiales, un récord compartido con su compatriota Rafael Carbajal y el alemán Lothar Matthaus, todos ellos como capitán.

Foto: marca.com

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Rivas: central de un Betis histórico

244 partidos oficiales con la camiseta del Real Betis son muchos partidos. Si además añades que nuestro protagonista ganó una Copa del Rey y jugó en la única edición de la Champions League en la que ha participado el conjunto verdiblanco, la importancia es mayor. Y es que en el Benito Villamarín todos recuerdan con cariño a David Rivas.

Formó una de las parejas de centrales más icónicas del beticismo, junto al internacional español Juanito. De hecho, algún amigo bético me ha confesado que el bueno era Rivas. Cuestión de opiniones… En cualquier caso, seguro que muchos le recordáis: un central zurdo, alto (1,90 metros), corpulento de los que asustaban. Iba muy bien por alto. Y sobre todo, hombre de club. El sevillano debutó de la mano de Carlos Griguol en la temporada 99/00, de mal recuerdo para su afición, ya que el Betis bajó a Segunda. Pero aquello fue dar un paso hacia atrás para saltar, y bien lejos, hacia delante.

El equipo volvió por la vía rápida a Primera División y en lo siguientes cuatro años no bajaría del noveno puesto en la clasificación. Especialmente fructífera fue la temporada 2004/2005. El Betis acabó cuarto en Liga, lo que le dio el pase para la ronda previa de la Champions League por primera vez en su historia. Pero sobre todo, aquel año fue especial por la victoria en la final de la Copa del Rey en el Vicente Calderón ante Osasuna (2-1). Así lo recordaba Carlos Herrera en Canal Sur:

Un gol de Dani en la prórroga daba un título a los de Heliópolis 28 años después. Rivas fue titular en aquella final, pero una lesión le obligó a retirarse antes de acabar los 90 minutos reglamentarios.

La temporada siguiente, la 05/06, empezaba bien pronto para el zaguero y su Betis. El Mónaco esperaba al equipo verdiblanco en la previa de la Champions League. Los sevillanos llegaron al Principado con 1-0 a favor en la ida, y un golazo de Ricardo Oliveira posibilitó un empate a 2 y una clasificación histórica para el club. Rivas jugó ambos partidos. Una anécdotas: fijáos que en este resumen al Betis, en el rótulo del marcador, lo escriben como «SEV»:

David Rivas participaría en 5 de los 6 partidos de la fase de grupos que jugó el Betis en la Champions en la temporada 2005/2006. Un año histórico en Europa, si bien no en Liga. A partir de entonces, el equipo no sería el del primer lustro de la década, y tras cuatro años en la zona media-baja de la tabla, volvió a dar con sus huesos en Segunda División. Además, David Rivas era cada vez menos protagonista en las alineaciones. El Betis se quedó a las puertas del ascenso y Rivas salió del club después de 11 temporadas, 244 partidos oficiales y 9 goles.

 

Travesía por Rumanía y Huesca

Tras salir de la entidad bética, David Rivas probó suerte en el Vaslui rumano en la temporada 10/11. Allí solo jugó un año. Echaba muchísimo de menos a su familia y a sus dos mellizos que nacieron cuando él estaba allí, como reconoce en esta entrevista llena de curiosidades en ABC. Al volver a España y antes de retirarse, jugó dos temporadas con el Huesca de Segunda División.

Ahora, Rivas forma parte de PromoSport, una agencia de representantes donde es intermediario en la delegación de Andalucía.

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Ratkovic: bosnio, serbio… y vigués

La década de los 90 fue dorada para el Celta. Desde que en el 92 ascendiera de la mano de Txetxu Rojo, el equipo gallego encadenó varias temporadas en Primera División, fue finalista en la Copa del Rey de 1994 y, finalmente, se paseó por Europa, primero en la Copa de la UEFA y después, ya en los 2000, en la Liga de Campeones.

A aquel Celta llegó nuestro protagonista de esta semana: Milorad Ratkovic. Este extremo izquierda nacido en Bosnia-Herzegovina pero nacionalizado serbio jugó en el Celik Zenica de su ciudad natal, el Borac y el Estrella Roja antes de llegar a Vigo. En una época en la que muchos futbolistas balcánicos abandonaban esta parte del mundo, inmersa en una horrible guerra, Ratkovic coincidió con otro bosnio histórico en las filas del Celta: Vlado Gudelj.

La exquisita zurda del serbio cautivó desde la primera temporada a Balaídos. Ratkovic, con 28 años, disputó 27 partidos, 25 como titular, y marcó 4 goles en su primer año como celeste.

Su participación y rendimiento bajó en su segunda temporada, aún con Txetxu Rojo en el puesto de entrenador. 22 partidos y 1 gol para Ratkovic aunque, eso sí, la 93-94 será recordada en la ciudad pontevedresa por la final de Copa ante el Real Zaragoza que se fue al limbo en los penaltis.

La siguiente temporada fue aún más difícil tanto para el jugador balcánico como para el club. Ratkovic solo jugó 16 partidos, en los que anotó 2 goles, en un año que empezó con muchos cambios en Vigo. Carlos Aimar sustituyó a Rojo en el banquillo y varios jugadores importantes abandonaron la entidad céltica: Cañizares, Engonga, Andrijasevic

Además, una falta administrativa estuvo a punto de dar con los huesos del Celta en Segunda B (junto al Sevilla). Sin embargo, la presión que ejercieron ambas aficiones hizo rectificar a la Real Federación Española de Fútbol.

A partir de ahí, llegarían las dos mejores temporadas de Ratkovic en el Celta. En la 95-96 el serbio estaría presente en 36 partidos y marcaría 5 goles. En la siguiente, 28 encuentros y 3 tantos en un equipo que empezaba a vislumbrar los grandes años con jugadores como Mostovoi, Mazinho, Revivo

El último año de Ratkovic en Balaídos, la temporada 97-98, sería testimonial, con solo 5 partidos disputados. El interior zurdo acabaría su carrera en Segunda División, en el Sevilla, en la temporada 98-99, con 34 años.

Una vez retirado, el serbio volvió a Vigo a vivir e incluso ejerció de ojeador para el equipo gallego de sus amores.

 

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Claudio López: el Piojo que picó a Mestalla

Corren tiempos convulsos en el Valencia Club de Fútbol. La entidad che vive una temporada de malos resultados, sobre todo en Mestalla, que le dejan más cerca del descenso que de los puestos de acceso a competiciones europeas. Tampoco ha sido el año del club ni en Champions League, ni en Europa League ni en la Copa del Rey. En la grada valencianista echan de menos tiempos mejores en el que disfrutaban de referencias en el terreno de juego, como lo era Claudio Javier López.

El argentino fue una auténtica referencia ofensiva en el Valencia de finales de siglo XX y principios del XXI. Llegó a Paterna en el verano de 1996, tras una temporada en la que el conjunto blanquinegro había alcanzado un inesperado segundo puesto de la mano de Luis Aragonés. En ese mercado de fichajes se marcharon del club valenciano Mijatovic, Viola y Mazinho, base de aquel subcampeón de Liga.

Para paliar esas bajas, la entidad de Mestalla estructuró su plantilla a base de estrellas reconocidas en su última etapa y nuevos jóvenes valores. Entre las primeras, Romario o un joven Karpin; entre las segundas, el Piojo.

En su primer año, Claudio López lo tuvo difícil. Tras la destitución del Sabio de Hortaleza, no gozó de la total confianza de Jorge Valdano. En esa temporada, el ariete solo hizo 3 goles en 32 partidos.

La 97-98 empezó mal para el Valencia y para el Piojo. Valdano casi le deja sin ficha por exceso de extracomunitarios, y el club ocupó puestos muy bajos en la clasificación. El entrenador argentino fue cesado en la jornada 4 y al banquillo llegó Claudio Ranieri. Y la suerte del delantero valencianista cambió. El fútbol de contraataque del preparador italiano favorecía a Claudio López por su velocidad. El de Río Tercero anotó esa temporada 12 goles en otros 32 encuentros. Dos de ellos, en esta memorable victoria valencianista en el Camp Nou:

La explosión definitiva del Piojo se produjo en el siguiente año. Con Ranieri en el banquillo y una plantilla para la Historia del Valencia (Cañizares, Angloma, Djukic, Carboni, Mendieta, Farinós, Milla, Angulo o Illie, entre otros), el equipo ganó la Copa del Rey en una final memorable ante el Atlético. Además, Claudio López quedó segundo en la tabla de goleadores con 21 tantos en 32 partidos, solo por detrás de Raúl.

La temporada 99-00 supuso otro hito en la trayectoria del conjunto che y del Piojo López. El Valencia comenzó ganando en agosto la Supercopa de España frente al Barcelona y acabó alcanzó la final de la Champions League, en la que perdió por 3-0 frente al Real Madrid. Era la última final con el Valencia para el goleador argentino, que en ese año acumuló 11 goles en 34 choques disputados. En total, 182 partidos y 72 goles con el club de Mestalla.

 

Posteriormente, Claudio López fichó por la Lazio italiana. Después volvería a su continente para jugar en el América de México, el Racing de Avellaneda, el Kansas City Wizards y el Colorado Rapids.

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Cáceres: la nobleza de un héroe

El 1 de noviembre de 2009 cambió la vida de Fernando Gabriel Cáceres. Un tiro a la altura de su ojo derecho por parte de unos asaltantes que pretendían robarle su coche le dejaba al borde de la muerte. Pasados unos años, el exdefensa argentino sería claro: «Si no me para una bala, no me para nadie».

Y la verdad es que anteriormente a este ataque, a Cáceres no lo paró nadie. Este bonairense llegó a Primera División en 1993 para fichar por el Real Zaragoza, procedente de River Plate. Tres temporadas, 91 partidos y 3 goles en el campeonato nacional, una Copa del Rey y, sobre todo, la Recopa de Europa de 1995, el momento de mayor gloria del club maño. Años después y tras sufrir el disparo de sus asaltantes, el ‘Negro’ era homenajeado en La Romareda.

Cáceres abandonó la capital aragonesa para incorporarse al Valencia. El central argentino, ya por entonces internacional con su país, llegaba al club che en el verano del 95 de la mano de Luis Aragonés. Con el equipo de Mestalla disputó en dos temporadas 51 partidos.

Posteriormente, Fernando Cáceres se mudaría a Vigo para enrolarse en el Celta. El defensa se asentaría en la ciudad gallega durante seis temporadas, siendo uno de los ídolos de Balaídos. No obstante, el zaguero jugó con la celeste 198 partidos y además anotó 3 goles. Solo en la última temporada Cáceres jugó menos de 33 partidos, precisamente la que supuso el descenso a Segunda del cuadro vigués.

El ‘Negro’ pasaría su última temporada en España en la 2003-2004 en Córdoba, en la categoría de plata de nuestro fútbol.

Anticipación, rápido al corte, fuertaleza. Son las características deportivas que demostraba Cáceres sobre el terreno de juego. Pero sobre todo, mucha entrega. Antes y después del incidente que le cambió la vida.

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